Opinión

Arañazos en el alma

De vez en cuando uno recibe arañazos en el alma, que duelen, escuecen y hasta pudieran dejar cicatrices, pero somos optimistas y como «El Gran Gatsby» confiamos y brindamos por el futuro orgiástico que año tras año retrocede ante nosotros. «Nos esquiva, pero no importa; mañana correremos más deprisa, abriremos los brazos, y un buen día... Y así vamos adelante, botes que reman contra la corriente, incesantemente arrastrados hacia el pasado». Esa luz verde, ese optimismo es el que mantiene nuestras vidas, si no ¿qué sería de nosotros si no nos trabajásemos la felicidad? Entonces, de repente, aparecen tipos locos y geniales, como Sergio, el chef de Derzu Kung Food, un garito casi clandestino donde te hacen vibrar el sentido del gusto, y toda la amargura se funde en el pasado, se la empaqueta y se le da una patada. Gentes atrevidas, divertidas que rompen las normas para descubrir algo exquisito a base de mezclar aquí y allá, de echar fantasía a lo que hacen y giran, giran incansables alrededor de los productos que trabajan.

Puede que nuestra comprensiva sonrisa esconda personas que sufren la soledad de la injusticia, una injusticia que ni nos vence ni nos desespera. Somos hijos de un tiempo en que ya nada puede llegar a pasmarnos y, por eso, buscamos refugio en unos platos exquisitos o en unos amigos generosos y complacientes que están ahí cuando los necesitamos. Todo es muy confuso hoy, pero como optimistas que somos confiamos y hasta tenemos la certeza de que algo bueno tiene que suceder porque la vida así nos lo ha venido demostrando.

A Sánchez han querido cargárselo físicamente. Favor que le ha hecho ese señor del arsenal –emocional y físico–, que no está a favor de que muevan a Franco de su tumba. Pero se ha equivocado, le ha hecho un favor al presunto presidente del Gobierno, le ha enaltecido con esa intención de magnicidio. Pero un atentado contra el dr. Fraude ¿se puede considerar un magnicidio?, ¿no le viene demasiado grande el concepto? ¡Si nunca nadie le ha votado! ¡Si está ahí de pura chiripa, de pura trampa, de puro oportunismo! Magno es el grande, como lo era Alejandro de Macedonia, quien recibió formación intelectual de Aristóteles, quien conquistó el imperio Persa, quien en sus treinta y dos años de vida, su Imperio se extendió desde Grecia, hasta el valle del Indo por el Este y hasta Egipto por el Oeste, donde fundó la ciudad de Alejandría y setenta ciudades más. Él sí fue víctima de un magnicidio por envenenamiento porque era grande, pero ¿este, que sólo sabe dictar decretos ley?, ¿a quien quiere engañar diciendo que serán los bancos los que paguen el impuesto de suscripción de hipotecas? Los bancos nunca pierden, y ahora las hipotecas se verán incrementadas por donde los banqueros quieran para compensar el impuestito que debiera ser suprimido, si realmente quisiera el tipo hacer una buena acción social. Pero en su política (¿política?) todo es demagogia y populismo, aunque por muy ignorante que sea el paisano que deposita el voto en la urna, no veo muy probable que se deje engañar por los cantos de sirena del guapito de aldea que ocupa el dormitorio principal de Moncloa.

Todos andamos alicaídos luego de soportar las imágenes del telediario; por un lado la Celaá, por el otro la ministra de Hacienda con su bonito acento (¿para qué están las clases de dicción?), y por el de más allá –y nunca mejor dicho-, los periódicos tiroteos en Estados Unidos, ora en California, ora en una sinagoga de la ciudad de Pittsburgh. Pero, aplicando la teoría de Rick en la película «Casablanca», «siempre nos quedará París». Todos debemos tener un París al que acudir en los momentos agridulces, cuando la esperanza está medio perdida.