
El canto del cuco
El apagón de la política
Feijóo y su equipo, salvo Isabel Díaz Ayuso, carecen de una eficaz estrategia de oposición
Las diez claves que explican la permanencia de Pedro Sánchez en el poder son: 1. Pase lo que pase, está prohibido dimitir ni pedir disculpas. 2. La mejor defensa es un buen ataque. 3. La culpa es siempre de la oposición. 4. El peligro viene de la derecha, aliada con la ultraderecha. 5. El fin justifica los medios. 6. Somos la reserva occidental del socialismo y la admiración de medio mundo. 7. La economía va como un cohete; es la que más crece de Europa. 8. Hay que seguir a rajatabla, todos a una, las consignas del jefe sabiendo que el que se mueva no sale en la foto. 8. Las críticas son bulos de la «fachosfera» mediática y judicial, heredera del franquismo. 9. Hay Gobierno para rato; Feijóo puede esperar sentado. 10. Estos son mis principios y, si no le convencen, tengo otros.
No es difícil imaginar el alboroto que habría montado el PSOE si ocurre el gran apagón con Feijóo en La Moncloa. O la catástrofe de la dana en Valencia y en Castilla-La Mancha con la inolvidable escena de Paiporta protagonizada por el político gallego. ¿Se imaginan? El dirigente popular, si fuera el presidente, cargaría con los muertos de la riada por su imprevisión y por no hacerse cargo de la situación. Y, por supuesto, tendría ahora la culpa del apagón y de sus consecuencias. Con seguridad se sucederían las manifestaciones airadas ante la sede del Partido Popular en la calle Génova exigiendo la dimisión del presidente al grito de «¡necesitamos un Gobierno que diga la verdad!». A estas horas ya habrían rodado cabezas en la Red Eléctrica. Los medios de izquierda se desgañitarían pidiendo «¡explicaciones ya!» y exigiendo responsabilidades con editoriales en primera página. La presión sería irresistible. Sin esperar más averiguaciones, ya se habría presentado una moción de censura.
Habría poco que objetar a esa dura ofensiva. Ahora sobran motivos para ello, pero Feijóo y su equipo, salvo Isabel Díaz Ayuso, carecen de una eficaz estrategia de oposición. Su política de comunicación es manifiestamente mejorable. Dentro abundan los zascandiles, complacientes con los medios hostiles. Los dirigentes se muestran incapaces de dominar «el relato», que es fundamental para ganarse al electorado en circunstancias especiales como la dana o el apagón. Siguen en la edad analógica. Todo se queda en rutinarias trifulcas parlamentarias, de las que el Gobierno sale indemne o fortalecido. Tantas ocasiones perdidas conducen a la melancolía. Eso explica la inmovilidad de las encuestas y el infame descaro de Tezanos. En España, el apagón más grave es el de la política.
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