Opinión
¿Qué pensará David Cameron?
Cuarenta y tres años de matrimonio no iban a culminar en un divorcio fácil, eso ya lo sabíamos. Pero una vez alcanzado un mínimo consenso sobre el Brexit, ya con un acuerdo técnico entre Reino Unido y Europa encima de la mesa, resulta evidente que los ciudadanos británicos salen escaldados en este juego de perdedores. Me pregunto cómo se siente al respecto David Cameron, el hombre que generó este follón mastodóntico. El iluso que convocó un referéndum para consolidar su mayoría y frenar a los euroescépticos, el político que explicó poco y mal a su pueblo las bondades de continuar bajo el paraguas comunitario. Cameron perdió la consulta, se fue y metió en un berenjenal a su partido. Me lo imagino hoy avergonzado, consciente de que pasará a la historia como el premier que accidentalmente, ley de Murphy, dividió su país y, por extensión, agrietó el proyecto europeo.
¿Qué pensará Cameron de la cascada de dimisiones del Ejecutivo de Theresa May? ¿Qué sentirá al leer los titulares de los periódicos patrios? «The Guardian»: «El plan para el Brexit de Theresa May: un partido roto, un gobierno roto y una nación rota»; «The Daily Telegraph»: «Habrá días difíciles por delante»; «The Times»: «El acuerdo de May, sobre las grietas».
Cameron también dejó en herencia dos años y medio de calvario negociador a Theresa May, cuyo futuro político se tambalea, aunque ella insista en que no piensa dimitir. La echarán los suyos, si se atreven, vía moción de censura.
Y a May, ¿le merece la pena semejante travesía, sabiendo lo que sabe? Ha tenido que saltarse demasiadas líneas rojas para lograr este divorcio de 585 páginas, pendiente aún del análisis de cada socio comunitario y de que lo refrenden luego los Parlamentos británico y europeo.
De entrada, el documento indica que el Reino Unido debe contribuir al presupuesto de la Unión dos años más, mantener Seguridad Social y derechos de los ciudadanos comunitarios residentes en su territorio y aceptar un régimen regulatorio para Irlanda del Norte difícil de digerir por los unionistas. En resumen, Europa pierde con el Brexit, pero los vecinos británicos se llevan la peor parte. Definitivamente, vivirán peor.
Y nosotros, ¿tenemos los políticos que nos merecemos? Échale un vistazo a los dirigentes británicos. Quien no se consuela es porque no quiere.
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