Opinión
Crispación extrema
La crispación hace méritos, los miércoles, en la casa de la palabra que es el Congreso, como nos recuerda su presidenta. Crispación a todo volumen en un hemiciclo cada vez más circense. Menuda papeleta la de Ana Pastor. Con independencia de sus errores, el patio de colegio en el que se ha convertido el Congreso necesita la templanza que ella demuestra. Pastor expulsa a unos, silencia a otros, se lamenta. ¿Pastor institutriz en una clase de niñatos? La crispación es la caricatura extrema de lo cotidiano. Nos hemos acostumbrado al político chabacano, a las «performances» de Rufián, pero te confieso que el episodio del supuesto escupitajo aún lo estoy digiriendo. El escupitajo se exhibe en campos de fútbol, en cada partido que juega mi hijo (me revuelve el estómago, lo percibo como una costumbre primitiva, aceptada socialmente en ese hábitat masculino en el que toca no protestar, mirar a otro lado).
El solo hecho de emular frente a alguien un escupitajo me parece ya agresivo. Josep Borrell, en mi opinión el más digno de los ministros actuales, diga lo que diga Rufián, creyó recibir del diputado Jordi Salvador lo que nadie más vio el otro día. Me consta que los periodistas del Congreso han analizado «frame a frame» cada segundo del gesto dudoso de Salvador... Y nada. No existe prueba gráfica del escupitajo. ¿Habrá que creer a Borrell lo mismo que se cree en Dios? Los socialistas son ateos. Los diputados de Esquerra llaman mentiroso al ministro de Exteriores y, entretanto, el grupo parlamentario socialista se pone de perfil –como yo en los partidos de fútbol–, no sea que el independentismo catalán se les crispe definitivamente.
Haya exagerado o no, Borrell debe de sentirse contrariado ante el tibio apoyo de sus compañeros de partido en el trance del escupitajo. El brillante Borrell, frente al veto del crispador Rufián y compañía, se sabe perdedor en la partida de Sánchez por resistir en La Moncloa.
Me imagino al ministro encajando el último gol de Theresa May. ¡Cómo crispa que Bruselas traicione a España negociando con Reino Unido, «con nocturnidad y alevosía», detalles cruciales sobre la soberanía gibraltareña! Borrell ya visualiza otros paisajes, quizá como cabeza de lista del PSOE en las próximas elecciones europeas. Escapando, por fin, de la crispación extrema.
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