Opinión
Corazón de izquierdas
Desde que tengo uso de razón el PSOE manda desde Despeñaperros hasta Tarifa y así seguirá siendo, según todos los sondeos. Andalucía, que es mi madre, sigue teniendo el corazón de izquierdas. Da igual si está a los mandos Chaves, Griñán o Díaz. Ocurre lo mismo con mi hermano de alma merengue, fiel a su Madrid, no importa el entrenador.
A pesar de décadas de más de lo mismo, de tanta corrupción acumulada, no se avista por allí un verdadero cambio ideológico. Quizá por ese refrán cobarde del «más vale lo malo conocido». Quizá porque se precisan, allá y en todos sitios, líderes políticos más elevados y carismáticos, capaces de convencer con palabras y hechos a un electorado hastiado, con la tentación acentuada de evadirse en el populismo. O quizá me equivoque y este domingo, contra todo pronóstico, presenciemos que por fin algo se mueve, que se levanta el pesado felpudo socialista y se barre el polvo acumulado ahí durante 40 años.
Aunque el PSOE venza en las urnas, todo indica que Susana Díaz necesitará un pacto con Podemos o Ciudadanos para gobernar. Ninguno de esos dos partidos pretende volver con ella a un Ejecutivo de coalición, aunque nunca digas «de este agua no beberé».
Por otro lado, Partido Popular y Ciudadanos están lanzando en Andalucía toda su artillería para lograr un vuelco que les legitime también a nivel nacional. Ambas formaciones han enviado a sus respectivas primeras espadas a vivir al Sur. Pablo Casado tiene su propia caravana; Inés Arrimadas se ha mudado, literalmente, al hogar familiar jerezano. El PP andaluz necesita, cual balón de oxígeno, mantenerse como segunda fuerza. Sus últimas encuestas internas indican que así será, en detrimento de Ciudadanos. Pero si sucede lo contrario, si los naranjas les superan en escaños, el partido de Juanma Moreno debería replantearse una profunda reestructuración.
Adelante Andalucía rivaliza con PP y Ciudadanos en intención de voto y, en el otro extremo, mirando de frente a los de Teresa Rodríguez, emerge, inquietante, la ultraderecha. Ojo al resultado de VOX, espejo real de lo que podría ocurrir en España en caso de unas elecciones generales. VOX solo alcanza hoy la categoría de hipótesis, pero los de Santiago Abascal estremecen, en su fuero interno, al resto de los candidatos. A todos los demás.
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