Opinión

El «Grosse» cordón sanitario

Albert Rivera puede ser un mal estratega, eso ya se verá, pero nadie podrá negarle la virtud de enfrentarse a cualquier excrecencia antisistema con idéntico arrojo y a pesar de que estas fuerzas suelen irrumpir en el mapa política con la arrogancia de los analfabetos y la virulencia del parroquiano que dirime riñas tabernarias sin sacarse el mondadientes de la boca. En su corta vida, Ciudadanos ha tenido arrestos para ponerle la femoral entre los pitones al nacionalismo hegemónico catalán, de convertirse en la némesis de la extrema izquierda totalitaria (y totalizadora en los medios de comunicación), de malvivir como marginales en el País Vasco por su rechazo al insolidario privilegio del cupo fiscal y, recientemente, de solicitar un “cordón sanitario” contra Vox por boca de Manuel Valls.

Mientras tanto, ha auspiciado con su apoyo parlamentario y desinteresado, es decir, sin rebajarse a la rebatiña de cargos y canonjías, gobiernos del PP o del PSOE por doquier, allí donde la aritmética lo hacía posible y siempre respetando la preeminencia de la lista más votada. Esta práctica impecablemente democrática no fue una excepción, y mal que lo entendió buena parte de su electorado, en la legislatura andaluza que se cerró ayer. Juan Marín prestó sus diputados al régimen cleptómano de la Junta... y el electorado lo premió con una multiplicación por 2,5 de su grupo en la cámara autonómica. Porque quizá, sólo quizá, no sea del todo cierto que cada votante español lleve un dentro a un personaje de la pelea a garrotazos de Goya y que, al fin, esté calando una nueva forma de hacer política menos sectaria y revanchista; más civilizada, en suma.

Marín anunció su intención de presentarse a la investidura pese a ser la tercera fuerza, una operación de comando al estilo de la teleserie danesa “Borgen”. Rivera concretó la propuesta: quiere que su candidato figure en el vértice de una “grosse koalition” con los supervivientes del bipartidismo, que está achacoso pero ni mucho menos muerto, en los dos lados de un improbable triángulo isósceles. ¿No advierten uno y otro sobre los peligros de Podemos y Vox? Pues que se retraten o, de lo contrario, que liguen ambos su futuro en las próximas citas electorales al absceso extremista que les crece a la vera. Ciudadanos ha sembrado lealtad constitucional durante el último lustro y ahora quiere recoger la cosecha. Puede que la estrategia se estrelle ante la cerrilidad reinante; o puede que no.