Opinión
¿Es Navidad en Podemos?
En estos tiempos de crispación política, reconforta el gesto de cualquier representante público que, ante una falta o equivocación, pide perdón a la vista de todos. Aplaudo las últimas palabras de Pablo Iglesias en el Senado sobre la periodista Mariló Montero: «Te pido perdón, a sabiendas de que no los concedas», le quiso cantar Pablo a Mariló, en clara sintonía con Antonio Orozco, por aquel mensaje de texto, lamentable, en el que él le aseguraba a Juan Carlos Monedero que «la azotaría hasta que sangrase». Más vale tarde, compañera. También en el Senado ha reculado Iglesias sobre la situación política y económica de Venezuela: «Es nefasta», afirma textualmente.
No comparte hoy el líder de Podemos algunas de sus opiniones pasadas sobre el régimen chavista. O nos hacemos todos mayores y recapacitamos, o bien decidimos poner tierra de por medio con los de Nicolás Maduro por su posible coste electoral, vete a saber los motivos íntimos de Pablo Iglesias.
Fíjate también en el asunto catalán, en cómo ha virado la dialéctica del presidente Pedro Sánchez. Su empatía inicial con Joaquim Torra ha evolucionado hasta la amenaza de una «respuesta contundente y proporcional del Estado» si el president se sale de la legalidad. En este contexto en el que el discurso de Sánchez nos empieza a recordar al de Rajoy, Pablo Iglesias va y le pide al Gobierno más diálogo con los partidos independentistas «para no incendiar Cataluña». ¿Acaso llegó la Navidad conciliadora a Podemos? Parece evidente que la formación morada se dulcifica en sus mensajes, no vaya a ser que la etiqueten como «extrema izquierda» y que algunos establezcan analogías, en la banda contraria, con VOX.
Horas antes de comparecer Pablo Iglesias en el Senado, su compañero Alberto Rodríguez despedía en el Congreso a un diputado del PP: «Es usted una buena persona y le pone calidez humana a este sitio, le vamos a echar de menos», comentó Rodríguez ante el asombro de sus señorías. El episodio derivó en una ovación general. Se echan en falta más momentos como ése, de concordia sincera, en las sesiones de control. Si me dieran a elegir gobernantes, lo de menos sería su color político. Visto lo visto, me fío más del piropeado Alfonso Candón, gaditano de El Puerto, y del noble tinerfeño Alberto Rodríguez.
✕
Accede a tu cuenta para comentar