Opinión
Libros
Stanton Griffis (Boston, 1887-1974) fue un hombre de negocios norteamericano –hoy diríamos «emprendedor», porque en verdad se atrevió con empresas nada fáciles–, que también ejerció de embajador en España y otros países. Durante los convulsos años 30 del pasado siglo, una época peligrosa en tantos sentidos, Griffis adquirió un negocio en bancarrota: la firma de librerías Brentano’s, que se había expandido hasta convertirse en una importante cadena de EEUU. Cuando regresó de su cometido diplomático en España, Griffis publicó un volumen autobiográfico: «Lying in State» (1952) donde hablaba de su experiencia como embajador y aludía al negocio del libro. Entre las dificultades que, según él, acosaban al librero, «están los clubs del libro, que venden ciertas obras de venta corriente a precios más bajos de los que el librero mayorista puede comprarlos»; también la táctica de venta con pérdidas de los grandes almacenes, «empleada para atraer a la clientela con el cebo de ciertos artículos que venden a precios inferiores al costo». Acusaba además a los editores diciendo: «No existe ninguna otra industria en que el fabricante llegue a extremos tales y que se valga de malas artes para destruir sus propios canales de venta al detalle». La inquina hacia los clubes del libro llegó al extremo de que Arthur Brentano y otros libreros se negaron a comercializar las primeras selecciones del «Literary Guild», un boicot al que tuvieron que poner fin tras comprobar que disminuía sus ventas... Griffis adquirió, junto con las librerías Brentano’s, más de un dolor de cabeza. Él y su socio buscaban en el negocio del libro «categoría, ambiente y ser útiles». Brentano’s solía aparecer en la serie televisiva «Seinfeld», como símbolo de refinado buen gusto. Griffis sería un comerciante, pero sabía apreciar las satisfacciones de un negocio noble como el del libro. No es lo mismo vender libros que vender metralletas. ¿Qué diría hoy Griffis al ver algunos de los muchos libros infames que se publican...? Puede que, desde Gutenberg, la basura se haya colado en el libro, uno de los más perfectos y sofisticados instrumentos de transmisión de ideas ideados por el ser humano. Pero es que, lamentablemente, tras la crisis, el libro se ha prostituido, como tantas cosas. Aunque también se editan libros maravillosos, gracias a editores, libreros y autores. Todavía.
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