Opinión
Sufrido militante socialista
Que desde siempre haya mediado una considerable distancia entre el sentir del militante socialista y la visión del votante es algo que no parece muy contestable al menos hasta la fecha. Las bases que recuperaron a Pedro Sánchez para la secretaría general del PSOE no tendrían a priori porqué comulgar con la opinión de eventuales electores de esta formación que, por ejemplo en encuesta de NC Report de hace unas semanas para este periódico se mostraban abiertamente partidarios de la convocatoria inmediata de elecciones generales.
Sin embargo, visto y oído lo que está ocurriendo en nuestro panorama político nacional, pasados nueve meses de gobierno y ya con no pocas desnudeces a la intemperie, me asalta una cierta curiosidad a propósito de la opinión de ese militante de base que apostó por Sánchez en las primarias de 2017, tal vez escuchando –por parafrasear a la vicepresidenta Calvo– en el «Pedro» de entonces cosas que ya no ha dicho ni hecho el «Pedro presidente» de la Moncloa antes de ser candidato a la reelección previa aparente ruptura con un independentismo frente al que todavía en esta pre campaña no se ha establecido con claridad el compromiso de no volver a pactar desde las filas socialistas. Tal vez por ello proceda reparar en que democráticas y legítimas decisiones de base en procesos internos de primarias acaban por marcar y muy seriamente los designios políticos de todo un país.
Es el caso de ese afiliado del PSOE que decidió cambiar el paso, no solo del portaaviones que transportaba a Susana Díaz, sino del sentido común de una gestora presidida por el honrado Javier Fernández o del sentir de iconos como González o Guerra. Una decisión con «las tripas» y que marcó, en contra de muchas lógicas, que España tenga hoy el Gobierno que tiene, con un balance de gestión marcado por unas servidumbres derivadas de la moción de censura, que nadie garantiza que no puedan reeditarse tras el 28-A. Cabe por lo tanto seguir preguntándose si ese militante, de perfil sexagenario y obrerista, pero españolista y aferrado a valores éticos según estudio interno del propio José Felix Tezanos tiene alguna opinión sobre su grado de acierto en las pasadas primarias socialistas o sencillamente si hoy se plantearía votar lo mismo.
Qué opinaba sobre la posición del Gobierno durante casi ocho meses frente a un secesionismo catalán que subía y subía la apuesta de su órdago frente al Estado o como contemplaba el acercamiento y por momentos sumisión ante ese independentismo para mantenerse unos cuantos meses más en el poder, o simplemente qué valor piensa que se le ha dado desde el ejecutivo a la «E» de España en las siglas PSOE, por no hablar de si se extrae desde esas bases alguna conclusión sobre las razones que han llevado al descalabro electoral en Andalucía y a las que ahora se pretende revestir de un baño de amnesia. Puede que hoy ese militante se esté haciendo algunas preguntas y hasta puede que su opinión esté por primera vez más cerca de la del votante transversal. Algo al menos sí tiene asegurado por experiencia propia, cuando acaba la fiesta vuelve a ser él quien pega los carteles.
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