Opinión

Diferencias biológicas

Entre la sarta de estupideces del nacionalismo catalán que se están difundiendo últimamente está la de que existen diferencias biológicas entre Cataluña y el resto de España. Ya no es sólo que Cataluña es una nación sino que además biológicamente es distinta. La sandez no es nueva. Ya en 1899, un charlatán conocido como el Dr. Robert afirmaba que existía una «raza catalana» que, sobre todo, presentaba un cráneo diferente. En 1907, aquella medición de cabezas –semejante a la que realizarían años después Himmler y las SS– fue criticada por el catalán Francisco Jaume como un intento de adular «la vanidad de los catalanes», insistiendo en que los castellanos eran inferiores.

Ni siquiera el descrédito del nazismo apartó a los nacionalistas de semejante dislates. Jordi Pujol –que fue educado en un colegio alemán rezumante de banderas del III Reich y encendidos discursos sobre la raza y el suelo– en 1958 publicó unas líneas bochornosas y repugnantes donde se vilipendiaba a los andaluces como elemento que podría destruir Cataluña. No provocaron mucho escándalo en Cataluña porque volvió a publicarlas en 1976 y sólo en 2011, ante el acoso de Ciudadanos que empleó la pujolada en un video electoral, balbuceó algo que pretendía ser una disculpa. Claro que a esas alturas Oriol Junqueras había ya defendido en un artículo las diferencias genéticas entre españoles y catalanes y el actual presidente catalán Torra iba a explayarse sobre lo superior que es el ADN catalán frente al mucho peor de los españoles.

Que un negro del Senegal se refiriera a las diferencias raciales que tiene con un noruego sería una perogrullada. Que un nacionalista catalán –o uno de sus tiralevitas– hable de diferencias biológicas con los españoles es digno del premio máximo a la estupidez. No se trata sólo de que buena parte de Cataluña está poblada por gente venida del resto de España –lo que tanto molestaba a Pujol– sino también de que cualquiera puede ver que no hay nada que diferencie a los catalanes de otros españoles. Junqueras, biológicamente, podría pasar perfectamente por el primo tonto de Sancho Panza y Torra por el cuñado insoportable que no falta en la mayoría de las bodas. Ignoro a cuanto se cotiza el kilo de necedad y la libra de traición, pero sospecho que lo de afirmar que entre españoles y catalanes hay diferencias biológicas debe estar más que bien pagado.