Opinión
Biometano: Combustible a partir de basura
El biometano, tan atrasado en España, coge impulso. Los estudios afirman que hasta cuatro millones de coches podrían moverse con este gas renovable. El sector del gas natural apuesta por esta solución; un ejemplo, la firma Seat acaba de presentar su primer modelo de coche hecho en España y cuyo combustible también se fabrica aquí. Se alimenta de la basura de la ciudad de Barcelona.
El cálculo sostiene que en España hay disponible biometano para llenar el tanque de cuatro millones de vehículos. Los purines de las granjas, los residuos de las depuradoras o de los vertederos, donde acaba sin valorizar hasta un 54% de las basuras urbanas, suponen una fuente energética poco explotada en la Península y que, sin embargo, tiene una enorme proyección en el futuro mix enrgético descarbonizado (y es que junto al hidrógeno se le conoce como el gas renovable).
Así lo ve el sector del gas natural que se ha reunido en Madrid en su congreso anual (organizado por Gasnam, la asociación que fomenta el uso del gas natural y renovable en la movilidad). Hay que tener también en cuenta los objetivos de Europa respecto a renovables en movilidad que establecen un compromiso para reducir la dependencia de combustibles de importación y reducir las emisiones un 60% para 2050. El reciente informe "Global biomethane market: green gas goes global" publicado por la Organización sin ánimo de lucro dedicada a la información sobre gas natural, Cedigaz, afirma que pronto se alcanzarán las mil plantas de biogas en el mundo. La mayor parte están en Europa, donde se encuentran unas 500. De ellas sólo una produce y vuelca a la red en España: es la planta de tratamiento de residuos de Valdemingómez en Madrid.
Pero, ¿qué es el biometano y qué proyectos hay para despertar la industria en España? El biogas surge de la descomposición anaeróbica de los residuos. Una vez se produce puede volcarse a la red, previamente tratado, o utilizarse como combustible para los coches. En Suecia, país europeo que lidera el desarrollo de este combustible alternativo, el 90% de la flota ya emplea biometano para moverse. “En general en Europa ha habido muchos incentivos para el gas renovable”, afirma Eugenia Sillero, secretaria general de Gasnam. Desde el sector creen, además que para que se desarrolle todo su potencial, debería existir un certificado de origen, como ya sucede con las energías renovables. En el caso de la energía, su consumo es virtual, puesto que comporten la misma red de distribución que los fósiles, pero quien quiere consumir sólo kW verdes cuenta con un certificado de la compañía que produce sobre el origen renovable de su energía. Lo mismo se necesitaría en gas renovable, porque la tecnología está más que probada. Así lo demuestran algunas pruebas piloto que se han desarrollado en nuestro país, por ejemplo el proyecto Smart Green gas que Aqualia desarrolló en su planta de tratamiento de Jerez de la Frontera. El piloto fue capaz de alimentar a 450 coches durante 15.000 km. Desde 2001 a 2008 gracias a varios proyectos demostrativos en Europa decenas de autobuses en ciudades como Londres, Colonia (Alemania) o Bolzano (Italia) han recorrido unos cuatro millones de kilómetros.
La población de la Comunidad de Madrid en 2015 alcanzaba los 6.436.000 ciudadanos, la producción de residuos sólidos era de 433 kg por habitante y la de agua residual, 71.151 km por persona. Para sacar el máximo partido de estos residuos, el Consorcio Europeo Eco-gate tiene en marcha un proyecto en la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de Butarque (Madrid) que tiene capacidad para volcar a la red 5 GWh al año tras transformar el biogás de la planta en biometano a partir de un proceso químico basado en aminas. “Se conectará una gasinera que dará un servicio de 1920 litros de combustible y se desarrollarán dos certificados de gas renovable en España, que es una de las exigencias de Europa. El objetivo final del proyecto es montar tres gasineras y tres pilotos de biogás; el de Butarque volcará biometano”, explica David Fernández, director del consorcio europeo Eco-gate. Otro de los proyectos que están desarrollando, Audigna, intenta cuantificar qué cantidad de hidrógeno puede mezclarse con el Gas Natural Comprimido en la red, de cero a cien. “Los primeros resultados ya apuntan a que una mezcla de sólo el 10% de hidrógeno reduce las emisiones del gas natural convencional hasta un 8%”, afirma Fernández.
Seat, el principal fabricante de automóviles en España, acaba de presentar su modelo de Biometano, un automóvil fabricado en España que se alimenta de un combustible 100% español, más concretamente de los residuos sólidos del la ciudad de Barcelona y de purines de una granja de Lérida. El proyecto de nombre Life Metamorphosis acabará en 2020 y conseguirá mover 10.000 coches. Metamorphosis es parte de su programa Waste 2 gas, con el que están estudiando cómo aprovechar las “basuras”. Hay que recordar que España tiene una multa europea por falta de depuración de sus aguas. “Si se tiene en cuenta toda la vida del coche, lo que llamamos el cradle to grave, de la cuna a la tumba, que suma también la fabricación, los modelos que menos emisiones tienen son los coches con biogás y los eléctricos que sólo utilicen renovables como energía de origen”, afirma Andrew Sheperd, responsable de Desarrollo de Energías Alternativas de Seat.
Hidrógeno, la última frontera
La Fundación del Hidrógeno de Aragón, que lleva 20 años trabajando en el desarrollo de esta tecnología convencida de que se trata de un gas de presente y no de futuro, está llevando a cabo un ambicioso proyecto en Escocia, el Big Hit, que demuestra el potencial que tiene el hidrógeno como apoyo a las energías renovables. “Orneky es un archipiélago escocés de 20 islas, que concentra a la población prácticamente en un punto. Cuentan con una potencia renovable instalada, entre eólica y marina, de 56 MW. El 30% de la producción se pierde en momentos de mucho viento, mientras que en los que no hay necesitan consumir de la red que llega de Escocia.”, explica Fernando Palacín, director de la Fundación. El proyecto consiste en utilizar el excedente energético de la offshore para producir hidrógeno por electrólisis y almacenarlo en una pila de combustible que dará servicio a una flota de ferrys y a la calefacción de la escuela infantil de Shapinsay, otra de las localidades. Incluso en el mar del Norte quieren convertir en hidrógeno parte de la energía que generan los molinos offshore porque resulta más barato que transportar por cable la energía hasta el continente.
Pero no hace falta irse tan lejos, la compañía Enagas ha anunciado que Lloseta en Mallorca contará con la mayor planta de producción de hidrógeno renovable de Europa. La energía se obtendrá de una futura planta fotovoltaica de 16MW y se obtendrán 10MW de hidrógeno para alimentar una hidrogenera y volcar a la red de la isla. “Siempre se habla de Alemania como líder en hidrógeno y es verdad que tiene 40 hidrogeneras, pero sólo cuenta con 6 GW de generación. En España sólo con esta planta tendremos 10”, dice Jesús Gil, director de Innovación y Nuevas Energías de Enagás.
La movilidad con gas natural convencional emite entre un 10-20% menos de CO2 que la actual basada en diésel o gasolina y, sobre todo, representa una buena alternativa al petróleo en transporte por carretera de larga distancia (permite autonomías de 1.700 km sin repostar) y en barco, ya que la electrificación no parece factible. “Para sustituir cien litros de diésel en un barco o camión se necesitaría 3,5 toneladas de baterías eléctricas”, dice Sillero. Sin embargo, el gas natural convencional no deja de ser un combustible fósil, aunque, dice el sector, abre la puerta a la entrada de estos dos gases renovables: el biometano y el hidrógeno. Las previsiones de la Asociación de gas natural y biogas para vehículos (NGVA) son claras. Para 2030 habrá en circulación 13,2 millones de coches de gas en Europa.
Infraestructura
Una de las ventajas que tiene este tipo de gas para combustible es que la infraestructura de transporte de gas ya existente es compatible con esta tecnología. No lo es tanto la falta de puntos de recarga. Por ejemplo, en España existen unos 100 puntos de recarga de gas vehicular, mientras que “las Directivas Europeas exigen 212. Estamos lejos del objetivo, pero nuestras previsiones establecen que para 2021 habrá en España unas 300 gasineras y un parque de vehículos de 60.000 unidades (ahora estamos en 20.000 tanto utilitarios como flotas de vehículos más grandes). Creemos que para 2030 habrá 500.000 coches de gas en España y 500 puntos de recarga”, explica Ramón Calderón, coordinador del grupo de Infraestructuras de Gasnam.
Hay que recordar que en otros países europeos donde el gas vehicular está presente en movilidad desde hace décadas, ya hay un parque móvil abultado; por ejemplo en Italia hay en circulación un millón de coches. Eso hace especialmente importante plantearse desde ya sin conviene apostar por gases renovables como el biometano y el hidrógeno. Este último tiene unas emisiones igual a cero durante la vida útil del coche.
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