Opinión

Imprevisible cita electoral

Inciertas, marcadas por la tensión del potencial escrache, por el crónico problema catalán, por el elevadísimo porcentaje de indecisos, por el multipartidismo que incluirá a Vox en el arco parlamentario. La cita del 28 de abril con las urnas se nos presenta apasionante para los muy cafeteros de las noches electorales, aunque me temo que los ciudadanos resoplan desde hace tiempo, de puro hastío. Si nos fiamos del último CIS que, de entrada, no se cree ni el propio Tezanos, el PSOE vencedor se vería obligado a pactar, y ahí empiezan sus problemas. Necesita Sánchez a los socios que les auparon tiempo atrás, hasta la Moncloa. Por eso el presidente se esmera en no desvelar si sería partidario de indultar a los políticos del «procés». Se guarda esa baza, no acaba de soltar la mano de los independentistas. Por otro lado, Ciudadanos le ha dado calabazas en bucle a este PSOE, es verdad, pero nadie descarta que los naranjas nos sorprendan el 29 de abril, asociándose con los socialistas «por el bien de España». A Ciudadanos le costará quitarse de encima su fama de «veleta». ¿Y qué pasaría si, como sugiere el cocinero Tezanos, el PP repunta y el centro-derecha logra los votos mágicos que den la vuelta a todas las encuestas? ¿Traducirá Vox ­­–en escaños– sus multitudinarios mítines?

Muchos españoles suelen esperar hasta la última semana de campaña para elegir su voto. Y el candidato que más hable, más fallos podrá cometer. Pedro Sánchez escoge escenarios; Santiago Abascal apenas se prodiga. De ahí la enorme relevancia del debate a cinco que ha logrado Atresmedia, el próximo 23 de abril. Invitados están al espectáculo.