Opinión

Rivera «on fire» a la espera hoy del debate definitivo

Albert Rivera salió anoche a ganar este partido de ida en RTVE, aterrizó impetuoso en el plató. Cabreado, si me apuras. «On fire» desde el primer segundo, con guantazos dialécticos preparados para todos sus rivales. Del uno al diez, le pongo un notable ganador. El líder de Ciudadanos fue el único de los cuatro candidatos a La Moncloa con instinto de ataque a derecha e izquierda de principio a fin de la emisión, el más habituado al ritmo televisivo de este formato.

Los demás fueron creciendo o decreciendo en intensidad, según la temática, pero Rivera era muy consciente de que necesitaba exhibir esa actitud incisiva para intentar captar al indeciso escéptico. La fidelidad del voto naranja es voluble, a semejanza de sus dirigentes, se fuga a derecha e izquierda. ¿Cómo se desmarcó Rivera? Llamando «carcas» a PP y PSOE (él hace política moderna). «Señor Sánchez, aterrice, baje del Falcon»; «Señor Casado, el milagro económico del PP está en la cárcel» (foto de Rodrigo Rato). Iglesias sacaba la Constitución. Rivera, más versátil, compaginaba la foto de Pedralbes con la tarjeta única sanitaria –bandera de España incluida– y gráficos varios, como el del niño Antonio, víctima del impuesto de sucesiones.

Su primer minuto en pantalla fue prodigioso, toda una declaración de intenciones: dio el pésame a las familias del matrimonio fallecido en Sri Lanka, subrayó que se debatía en la tele de milagro –porque Sánchez se resistía–, pidió la dimisión de Rosa María Mateo, recordó que este PSOE pretende indultar a los separatistas y que, en cambio, él gobernará para recuperar la dignidad de los españoles. En esos 60 segundos... lo dijo todo.