Opinión

Foro de profesores

Francisco Oya es profesor de Historia en el Instituto Joan Boscà de Barcelona. Ha sido expedientado por la Consejería de Educación de la Generalidad de Cataluña por impartir clases en castellano y, según sus propias palabras, por mostrarse crítico con el «adoctrinamiento sistemático» que se realiza en las aulas y «con los materiales de los libros de textos», dedicados a transmitir algo inexistente, como es el Estado y la nación catalana y a desprestigiar al resto de España. El expediente se inició cuando regía el artículo 155. Oya ha sido sancionado con diez meses de inhabilitación y suspensión de empleo y sueldo.

Es uno más de los muchos casos de arbitrariedad y exclusión que produce la política nacionalista catalana. Tal vez ha pasado un poco desapercibido por la campaña electoral. No ha ocurrido así para el Foro de Profesores, una entidad formada por unos doscientos profesores y profesionales, liderados por el abogado Alfonso Valero, que lo fundó en otoño de 2017. Alfonso Valero, que entonces residía en Gran Bretaña, comprendió que era necesaria alguna clase de organización para intentar contrarrestar la propaganda nacionalista no ya en Cataluña, si no fuera, en las universidades y los medios de comunicación extranjeros.

El Foro de Profesores, que acaba de celebrar su primer Congreso en Valladolid, es una plataforma cívica, sin entidad legal ninguna. Eso le permite un máximo pluralismo: todas las opiniones y las ideologías están presentes entre sus 240 miembros, que comparten una misma preocupación por la unidad de nuestro país, y un único objetivo, que es contribuir a defender la Constitución y el Estado de derecho. No hay subvenciones y todo el trabajo es voluntario y altruista.

Es una de las varias iniciativas surgidas de la sociedad que intentan paliar la clamorosa ausencia del Estado español a la hora de contrarrestar las políticas nacionalistas, al cabo, siempre secesionistas, y enemigas de las libertades y los derechos. El nacionalismo ha invertido mucho dinero y muchas energías en lo que se llama diplomacia pública, que es un instrumento que utilizan los gobiernos para dirigirse a la opinión pública con el fin de difundir ciertos mensajes e ideas. El Estado español no ha hecho nada en este aspecto. Al revés. Ha tenido que ser la sociedad civil, como en este caso el Foro de Profesores, la que se movilice para contrarrestar la ignorancia, las fantasías, la propaganda y la dejadez.