Opinión

Aprovechar la estabilidad

La prueba de que la teoría de la relatividad también puede aplicarse a la política la tenemos en los resultados electorales del pasado 28 de abril. Los 123 escaños del PSOE pesan más que los 137 escaños del PP la legislatura pasada. Mientras aquellos 137 escaños proporcionaron un gobierno en minoría, producto de una investidura con fórceps, en una legislatura atropellada que concluyó abruptamente con una moción de censura. Los 123 escaños del PSOE pueden dar lugar a un gobierno estable, ya veremos si en coalición o con apoyos de investidura o legislatura, que previsiblemente pactará un programa para cuatro años.

Pero siendo esto importante, lo que resulta más trascendente para valorar por qué 123 escaños representan más que 137 es que frente a la bancada socialista no es posible construir una mayoría alternativa que pudiera dar lugar, por ejemplo, a una moción de censura. Aunque los tres partidos de la derecha unieran sus fuerzas no podrían desbancar al futuro gobierno de Pedro Sánchez. Y como es inimaginable que esos mismos partidos puedan sumar sus escaños a los de Podemos, nacionalistas e independentistas, parece evidente que el próximo día 21 se abre una legislatura larga, en comparación con las dos anteriores.

En la legislatura pasada el objetivo inmediato para la oposición era conquistar el poder, mientras que para el gobierno la lucha diaria consistía en sobrevivir al acoso de la oposición y de sus propios socios. Ese escenario ha sido superado por las circunstancias y por los resultados. El gobierno tiene asegurada la supervivencia y la oposición tiene que resignarse a cuatro años de banquillo.

Ese tiempo de estabilidad sobrevenida debería ser aprovechado positivamente por los principales actores en juego. El PP podría emplear el tiempo en definir un proyecto político responsable, y reencontrarse con una identidad demócrata cristiana. Ciudadanos tendría que superar la crisis de crecimiento y convertirse en un socio fiable y estable, que puede llegar a acuerdos a izquierda y derecha. Podemos debería madurar ideológica y políticamente, asumiendo que estar en las instituciones requiere sacrificios, cesiones y renuncias.

El presidente Sánchez, en nombre del PSOE, cumpliendo con el programa electoral con el que ha ganado las elecciones, de marcado carácter socialdemócrata, y atendiendo los compromisos con sus eventuales socios, podría definir en el discurso de investidura una serie de espacios de encuentro multipartidistas. Dentro de esas áreas habría que incluir materias en las que, más allá de las diferencias ideológicas, son necesarios consensos básicos que trasciendan la lógica y el tiempo de una legislatura.

Hacer en esas materias una legislatura útil para el país dependen de todos, pero son los partidos mencionados los más responsables de marcar la agenda, los tiempos y el clima político de los próximos cuatro años. Pueden propiciar luchas sin cuartel y atrincheramientos partidistas. O pueden normalizar el fraccionamiento político decidido por la ciudadanía, sin que ello suponga renunciar a acuerdos transversales. El pacto sobre la mesa del Congreso puede ser un buen presagio.