Opinión

Selectividad «con incidencia»

Parecían venir ligeros de equipaje hacia nosotros, con el blanco interés y la vocación de mejorar nuestro mundo. Prometían abrirnos de inmediato las puertas y las ventanas de las instituciones, luchar por la justicia social, exterminar cloacas, acabar con la corrupción y el paro. ¿Qué fue de tanta buena intención? Unas cuantas semanas después de las elecciones, la realidad es que el Congreso sigue inactivo y de nuestros representantes políticos percibimos, sobre todo, sus luchas leoninas por ocupar según qué fila en el hemiciclo, trueques inconfesables a cambio de resistir en la Moncloa, o de un ministerio, o de acaparar ayuntamientos y gobiernos regionales. No me desilusionan, hace rato que me sé escéptica. Pero sí me indigna tanto encaje de bolillos surrealista y, entretanto, la casa sin barrer.

Mientras unos y otros se dedican a negociar su área de poder, en la localidad de Oñate, gobernada por EH Bildu, se recogen firmas para cerrar el cuartel de la Guardia Civil y «expulsar» a la Benemérita. Hablamos aquí de 40 agentes con sus respectivas familias, odiados todos por una comunidad, ignorados todos por el Gobierno central y el Gobierno vasco. Si en Oñate aún no han sufrido un episodio parecido al de Alsasua, poco les falta. Vergüenza. ¿Cómo se puede mirar a otro lado cuando se trata de dar la cara por un colectivo que ha sufrido tanto por culpa de ETA?

Mientras unos y otros analizan cómo cambiar una abstención por un bastón de mando, nuestros jóvenes se examinan estos días de una selectividad inaudita, cuyo grado de dificultad parece depender de su región de residencia. Y no solo eso: si un estudiante hace la prueba en Cataluña y pide su examen en español, genera de inmediato una «incidencia», un episodio «irregular» del que tiene que informar el profesorado de turno. Echo de menos una condena política del asunto. ¿Y qué pasa si te presentas en determinado restaurante gerundés con la bandera de España adornando tu camiseta ...y te llaman «chusma»? ¿Cómo afrontar estas humillaciones en Cataluña?

A día de hoy, Pedro Sánchez necesita a los mismos que le apoyaron en su moción de censura. No sé cómo se las apañará para contentar al independentismo catalán y al nacionalismo vasco, pero el presidente no debería jugar con según qué fuegos.