Opinión

Fue violación... y Vox, en el monte

El Tribunal Supremo ha puesto las cosas en su sitio. En un fallo que a todas luces ya es histórico puesto que además crea jurisprudencia, elevó a 15 años la condena por violación en vez de abuso sexual a los cinco miembros de 'La Manada'. La Audiencia de Navarra les había impuesto nueve años por abusos sexuales... pero 'NO HUBO ABUSO. HUBO VIOLACIÓN'. 

Estimando la petición de la fiscalía, la propia víctima y las acusaciones populares,

consideró que los delitos se produjeron en un auténtico ambiente intimidatorio.

Apreció además como agravantes el trato vejatorio y la actuación

en grupo. El alarde en redes sociales y la humillación pública a la víctima,

añaden, según los magistrados, mayores dosis

aún de repugnancia a los hechos de estos canallas y confieren una relevancia y

una pátina de dignidad superior a la rectificación del Tribunal Supremo.

Felicitémonos; ¡la Justicia en España funciona!

Para el Alto Tribunal, los cinco acusados de este

vil y asqueroso grupo, no cometieron un único delito de agresión sexual

continuada sino que violaron al menos diez veces a su víctima. Por ello tendrían

que haber sido condenados por otros tantos delitos. La pena se habría disparado

porque los condenados hubieran afrontado entre seis y diez años de cárcel por

cada una de las violaciones. Lamentablemente, ninguna acusación había reclamado al tribunal este

tipo de condena. 

Hay otra lección no menor de esta importantísima decisión; no hace falta modificar

las leyes, aunque la puerta queda abierta... con las que hay, es posible poner

las cosas en su sitio y que los malnacidos paguen sus fechorías y den con sus

huesos en una celda, que es donde deben estar. Conviene recordar el nombre de

estos miserables: José Ángel Prenda, Antonio Manuel Guerrero, Jesús Escudero, Ángel

Pozas y Alfonso Jesús Cabezuelo.

La sentencia del Alto Tribunal, 'permite afirmar que

no es necesaria una reforma de los delitos sexuales para hacer justicia en

casos como el de La Manada', asegura en un artículo en el diario 'El País' Patricia Faraldo Cabana, catedrática de Derecho Penal de la

Universidad de A Coruña. Aclara Cabana que 'es hora de que se deje claro que la

violación, como dice el Convenio de Estambul, es un delito que se comete sin

consentimiento de la víctima, no contra su voluntad manifestada, incluso en

situaciones en las que no hay violencia ni intimidación’. Es fácil de entender, incluso para quienes no hayan

estudiado derecho. No es más que sentido común.

Hasta aquí el análisis puramente judicial de

la decisión de los magistrados del Tribunal Supremo. La disección de algunas de

las reacciones políticas a la misma merece un capítulo aparte.

Fueron presurosos en dar su apoyo y manifestar su

satisfacción, vía Twitter, el presidente del

Gobierno, Pedro Sánchez y el líder de Podemos, Pablo Iglesias; la condena de la

violencia machista y el aislamiento social de estos indeseables sujetos no debe

tener ideología. También el PP y Ciudadanos

estuvieron en su sitio. Ni a un solo representante de estas formaciones le he

escuchado la 'chorrada', permítanme la expresión, de que los jueces han

recibido presiones... o sugerencias políticas'... o que 'se han sentido

presionados por la calle.

¿Todos los partidos han estado donde debían? ¡No! Todos... menos el de

siempre...

Especialmente repugnante ha sido la valoración del líder de Vox en Andalucía, el exmagistrado Francisco

Serrano. Unas declaraciones plagadas de rabia, odio y machismo y propias de

otro siglo, diferente desde luego al que vivimos. El presidente del partido de

Abascal en Andalucía declaró, entre otras 'perlas', que

'la sentencia está marcada de condicionantes mediáticos y políticos y está dictada por la turba

feminista supremacista'. Respiraba sin duda por sus heridas personales el tal

Serrano, cuya carrera como juez estuvo repleta de polémicas y controvertidas

decisiones acerca de asuntos relacionados con la violencia de género y que

afrontó una condena por prevaricación (una sentencia en favor de un padre

divorciado) que le tuvo inhabilitado para ejercer como magistrado por el

Tribunal Constitucional durante dos años.

'La única

relación segura entre hombres y mujeres será a través de la prostitución', continuó vomitando este individuo -no

sabemos si reflejando traumas personales- que añadió que 'hasta un gatillazo o no

haber estado a la altura podría terminar con el impotente en prisión'. Fin de

las citas, por no seguir haciendo propaganda al sujeto.

Cómo habrá sido el vómito

producido por sus palabras que hasta la dirección de su partido le ha dado la

espalda. El portavoz parlamentario de la formación 'ultra' en la cámara andaluza, Alejandro Hernández, corría a aclarar en

Twitter que su partido tenía el máximo respeto por las decisiones judiciales y

trataba de desviar la atención incidiendo en la necesidad de reformar el Código

Penal para un 'endurecimiento de las condenas por delitos de violación'... ¡como si no conociéramos lo que piensa Vox al

respecto y lo que opina sobre la función de las mujeres en la sociedad!

Recuerden las palabras de su número dos, Javier Ortega, que desnudaba su

ideario ante la opinión y relegaba a la mujer al papel de opinar sobre su pelo

o sus uñas. y no sobre el aborto, sin ir más lejos.

Para añadir más estiércol, Francisco Serrano emitió el domingo un comunicado en

el que trababa de aclarar sus 'deposiciones verbales' e incidía en que en ningún

momento había tratado de defender a los miembros de 'La Manada' sino

simplemente de criticar la sentencia del Supremo en base a una circular de la

Fiscalía General del Estado sobre agravamientos de pena o condena en segunda

instancia. Sostiene Serrano que los condenados no han tenido las suficientes

garantías y que la sentencia se ha dictado bajo la influencia de 'grupos de

poder' y de la 'presión de la calle'. Tal cual. 

¡Serrano! ¡Háganos

un favor y dimita! Deje de avergonzar a todos porque sus palabras son una

ofensa a todos los hombres y mujeres de este país.