Opinión

Políticos incompetentes

Nuestros políticos siguen mareando la perdiz, menuda ola de sopor. Nos explican fuentes de Moncloa que el martes que viene «pasarán cosas» –en positivo– tras la ronda de contactos. Entiendo que este Gobierno en funciones espera que, de la próxima reunión entre Sánchez e Iglesias, salga una oferta irrechazable a los de Iglesias que haga florecer, por fin, una investidura que ponga en marcha esta España paralizada. En paralelo, fuentes de Unidas Podemos nos desmienten cualquier convergencia: aseguran que el PSOE, hasta hoy, no se ha dignado a negociar con ellos un Ejecutivo de coalición. En otras palabras: subrayan que Ábalos y Echenique todavía no se han reunido estos días. ¿De quién te fías ahora? ¿De los rojos, de los morados? Los verdes de VOX, entretanto, lanzan dardos de pésimo gusto al líder de los naranjas desde su propia cuenta oficial en Twitter. Insultos que leemos todos, atónitos. Insultos de los que culpan al «community manager del verano», toma ya. Al «acojonado, sinvergüenza y lameculos», Ciudadanos responde con la música de Locomía y un «qué nivel, Maribel» (pienso que habrían quedado mejor ignorando tales palabras necias, haciendo oídos sordos). Y en medio de semejante fuego cruzado, los azules del PP intentan gobernar sin éxito «in extremis», mezclándose con agua y aceite, con verdes y naranjas que se repelen aunque lleguen a compartir cafés, aunque meses antes hayan votado juntos, por el cambio, en Andalucía. Hoy se sabotean en Murcia y en Madrid.

Este arcoíris imposible, cimentado en un egoísmo partidista y estratégico, gobierna nuestras vidas ante el estupor colectivo. El último CIS lo refleja: ellos, los políticos, son ya nuestro segundo gran problema. Si esta nueva generación de líderes no consigue ceder y pactar a lo largo del mes de julio por el bien de todos, habremos sido los españoles víctimas de un inmenso fiasco. Si nos vuelven a convocar a las urnas, a ver cuántos nos acercamos a los colegios electorales. Si tenemos que pasar otra vez por la cita electoral, les agradecería a los máximos responsables de este bloqueo vergonzoso –responsables de todos los colores– que abandonaran sus puestos de inmediato, por incompetentes. España sufre sequía de políticos «con altura», en el fondo y en las formas. Urge recuperar el espíritu dialogante que nos alumbró en la Transición.