Opinión
¡Ni un paso atrás!
Un año más, Madrid se ha teñido del maravilloso cromatismo del arcoíris y ha triunfado con sus colores en todo el mundo. Lo ha hecho porque, de nuevo, ha vuelto a ser la capital mundial de la libertad, de la diversidad y de la tolerancia.
El orgullo comenzó hace exactamente medio siglo. ¡50 años ya! Y como todos los sucesos más grandes y maravillosos de la historia, sucedió en un lugar, en apariencia, muy pequeño... en un simple bar de barrio, aunque a muchos de los que hasta hace poco no conocieran aquella historia les pueda parecer mentira. De un barrio enclavado en una de las ciudades más emblemáticas del mundo, Nueva York, pero nada más que eso, una pequeña y humilde calle, al fin y al cabo.
Era el número 53 de Christopher Street y se llamaba 'Stonewall Inn'. El local, en el Greenwich Village, era un sitio ‘seguro’ en el que se reunían para charlar, para beber, para relacionarse… para vivir, en suma, muchos homosexuales que en cualquier otro espacio eran férreamente perseguidos. Así ocurría hasta que un día la policía irrumpió en él y empezó a golpear y a arrestar a los clientes allí congregados para homenajear en el día de su muerte a la gran Judy Garland, uno de los primeros grandes iconos gay de la historia del cine. Quienes en él se encontraban se resistieron... así empezó todo.
Lo que hubiera podido quedarse en un mero incidente local, de inmediato se convirtió en una auténtica revuelta que supuso una transformación radical. Los integrantes del colectivo LGTBI atesoraban su orgullo propio, individual... claro que sí. Pero desde aquellos hechos comenzaron a sentir y a exhibir, de verdad, un orgullo colectivo. Lo que comenzó siendo una protesta local se convirtió de golpe en un movimiento nacional... y como un reguero de pólvora, acabó por expandirse inmediatamente por todo el mundo. Así lo explica Eric Marcus, autor de 'Making History: The Struggle for Gay and Lesbian Equal Rights 1945-1990', y hoy, me complace hacer mías sus palabras.
‘Stonewall’ marcó tanto la vida de la ciudad de Nueva York que, si un año antes estaban prohibidas, no solo las relaciones homosexuales sino las manifestaciones públicas de afecto entre un hombre y otro hombre o entre una mujer y otra mujer, toda aquella represión de siglos saltó en pedazos, como un dique reventado por un cauce imposible de retener. Hasta la forma de vestir cambió, en un 'tsunami' imparable, que se extendió inmediatamente a Los Ángeles y a otras grandes urbes norteamericanas.
Orgullosos en España. Orgullosos de Madrid, una de las ciudades más libres del mundo
En España, sobre todo en los últimos años, el Orgullo se ha convertido en una fecha y en una referencia obligada en el calendario. Me gusta recordar que la auténtica eclosión de la libertad en este país, al que adoro, y en su capital, Madrid, arranca bajo los primeros años del mandato de José Luís Rodríguez Zapatero. Allá por 2005. Esta gran ciudad, una de las más libres del mundo, comenzaba a respirar modernidad y normalidad por todos sus poros.
Por fin era perfectamente posible para mí y para todos los homosexuales, bisexuales y transexuales, caminar por las calles cogidos de la mano de nuestras parejas, o de quien nos diera la gana, sin que nadie nos persiguiera, sin que nadie nos mirara mal o cuchicheara a nuestras espaldas. ¡Ójala pudiera escribir lo mismo sobre Milán, o Nápoles, o tantas y tantas ciudades de mi Italia natal!
Por eso me da tanta pena y tanta rabia que unos derechos que han costado tantas lágrimas, tanto sudor y tanta sangre poder alcanzar, se vean en peligro por la ideología trasnochada y teñida de franquismo sociológico de unos políticos, en blanco y negro, que han hecho de su lenguaje y de sus mensajes excluyentes el norte y la guía de su 'ideario' electoral e ideológico.
Sí, ya lo han adivinado; me refiero a Vox.
Debo detenerme en este punto también, no puedo obviarlo, en comportamientos que en mi opinión no son aceptables, como los ataques sufridos en días pasados en Valencia y Barcelona por los autobuses de una formación política democrática, como es Ciudadanos, que siempre ha estado del lado de los derechos del colectivo LGTBi y que ahora se ha convertido en el centro de las iras de algunos por -según dicen- 'pactar' o ir de la mano de los ultraderechistas de Vox. Pero los ataques de hoy en Madrid a Inés Arrimadas y resto de dirigentes de Ciudadanos ha ido mucho más allá. Han sido unos ataques horribles, excluyentes e injustificables. La policía se ha visto obligada a evacuarlos de la manifestación entre gritos, insultos y obscenos lanzamientos de botellas y latas de cervezas vacía. Un completo horror y un atentado contra la democracia. Mañana se hablará de ello y no de la fiesta del Orgullo y de su enorme éxito.
¡Todo esto es incapetable! Si VOX ha puesto encima de la mesa un falso debate político, los ataques a Ciudadanos son rechazables y privan de toda su razón a todos los que no entienden como el partido naranja puede gobernar con el apoyo de VOX.
¡Tanto camino aún por recorrer!
El problema de la intolerancia es global. A día de hoy, existen 72 países en el mundo que aún criminalizan las relaciones entre personas del mismo sexo: 33 en África, 23 en Asia, 10 en América y 6 en Oceanía. Los últimos informes de Amnistía Internacional ponen de manifiesto algo aún más sangrante: en 13 de esos estados -increíblemente miembros de la ONU- puede llegar a ser aplicada la pena capital por relaciones consensuales entre personas del mismo sexo entre personas adultas. Arabia Saudí, Sudán, Irán y Yemen, se llevan la palma. En lugares más cercanos como la propia Rusia, se persigue con saña y fiereza a los homosexuales e incluso en Chechenia existen campos de concentración en los que se les persigue y asesina... ¡en pleno siglo XXI!
Está claro que aún queda mucho camino por recorrer y mucho terreno por conquistar... pero tan importante o más que lo que hay por delante es no retroceder. ¡Ni un paso atrás en la lucha para no perder ni uno solo de los derechos conquistados! Lo diga Salvini, Abascal, Putin o cualquier Ayatolah o clérigo cristiano de una Iglesia que tanto tiene aún que hacerse perdonar en esta materia.
Las fiestas del Orgullo son ya las fiestas de TODOS y TODAS. Son las fiestas de la libertad, de la tolerancia, de la diversidad.
¡Feliz orgullo a todos y a todas!
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