Opinión
La fórmula
Se atribuye a Alonso Carrillo, el poderoso arzobispo de Toledo, una afirmación demoledora sobre el futuro de Isabel la Católica: «Yo saqué a Isabel de hilar, yo la volveré a la rueca». Puede que más de uno haya pensado lo mismo de Isabel Díaz Ayuso el día que tomaba posesión como presidenta de la comunidad de Madrid. No sólo Ignacio Aguado, de Ciudadanos, o Rocío Monasterio, de Vox. También poderosos detractores callados de su propio partido, que dudan de la consistencia política, de sus compromisos heredados y de la capacidad de resistencia de esta mujer.
Y, desde luego, ese es el sueño del errático Errejón y de los que siguen manejando la Justicia y los medios afines contra el Partido Popular, venga o no venga a cuento. Son los mismos que claman, cuando les conviene, contra la judicialización de la política. En España la política está cargada de sangre y de testosterona. Como dice María Zambrano, «España ha tenido siempre sangre en demasía, exceso de sangre». Ahí tienen a Iglesias y a Abascal. Para consuelo de Isabel Ayuso, el arzobispo Carrillo no consiguió reducir a Isabel la Católica al huso y a la rueca.
El caso es que la fórmula que empezó a probarse, parece que con éxito, en Andalucía, ha cuajado en Murcia y en Castilla y León, se ha experimentado de forma concluyente en Navarra y se somete a prueba de resistencia en Madrid. Asistimos a un primer intento serio de reunificación de las fuerzas de centro-derecha. Lo que pase en Madrid va a marcar el futuro político de España. En este importante proceso de reagrupamiento de las fuerzas liberal-conservadoras lleva la iniciativa el Partido Popular de Pablo Casado. Eso tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Los reductos de Vox, desgajados del PP, con el brío de la testosterona y de la sangre, siguen aún con la querencia al monte, ellos solos, vigilantes, condicionándolo todo. En Ciudadanos hay división de opiniones. Tienen miedo a quedar absorbidos.
La ambiciosa operación política es delicada y obliga a atar muchos cabos. De momento hay que pensar en una coalición electoral del Partido Popular, Ciudadanos y fuerzas regionalistas como Unión del Pueblo Navarro, en una geometría variable. Es la fórmula que se maneja para desalojar a la izquierda y a los separatistas del poder central. Se concreta en la marca registrada por el PP, que abarca al conjunto de las comunidades: «España Suma». Ya no es una fórmula secreta. Tiene la ventaja de que está en experimentación. Sin dar cuartos al pregonero, habrá que seguir hilando con la rueca pacientemente.
✕
Accede a tu cuenta para comentar