Opinión

Azufre

Leo estos días los perfiles de Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía y ambos insisten en alertar sobre los peligros del azufre usado como repelente para perros. Seguramente, muchos de Vds hayan visto en las esquinas, a las puertas de algunos establecimientos y en portales, un polvo amarillo que, dicen, produce rechazo a las mascotas y evita que las criaturas hagan pis en esos lugares. Como resulta que la Benemérita y la Policía lo repiten una y otra vez, esto significa que parte de la población ya no hace caso ni a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Para empezar, está prohibido su uso por su toxicidad. Debe ser que también da lo mismo. La toxicidad no es solo para los canes, sino también para los seres humanos, pero también hay personas que consideran que no es tan importante eso como mantener su fachada impoluta aunque sea pringada de un polvo amarillo. Tampoco su eficacia está demostrada, pero es igual: cualquier cosa, hasta algo inútil, con tal de que no le meen en la puerta. Supongo que a algunos de Vds se les está poniendo en este momento la vena del cuello bien gorda y el carácter de un schauzzer enano porque aún no he dedicado ni una palabra a los dueños de perros que no se preocupan ni lo más mínimo. Y ahora, vamos con estos.

Vamos con estos que consiguen que todos los dueños de perro que en el mundo somos, acabemos como sospechosos, que consiguen que aún no esté normalizada la presencia de las mascotas en lugares públicos, que se nos mire mal en el Metro aún en las horas en las que está admitida su presencia, y que, como en el caso de quien les escribe, recibiera varias pinzas de la ropa el otro día en la cabeza porque mi perro estaba defecando en un montoncito de tierra mientras su dueña esperaba con la bolsita en la mano. Perdonen la nimiedad, pero es que estoy harta de Sánchez y sus pactos.