Opinión

Decepción tras decepción

Empieza espeso este septiembre. Me fui de vacaciones hace ahora un mes mareada, desalentada, escéptica ante tanto bucle electoral. Harta de tener que informarte cada día sobre los movimientos estratégicos –estériles, azarosos, caóticos, egoístas– de nuestros dirigentes, incapaces de alcanzar acuerdos para poner en marcha este país. PSOE y Podemos negociaban en julio, supuestamente contrarreloj, sus respectivas cuotas de poder en un hipotético gobierno nacional de tono progresista que no llegaba a materializarse, avalados en todo caso por sus variopintos socios Frankenstein. Enfrente, los líderes de PP, Ciudadanos y Vox cerraban a duras penas sus respectivos gobiernos regionales, ensombrecidos por la desconfianza mutua.

En julio, te solía hablar de la inefable corrupción política; la inseguridad en Barcelona abría muy a menudo los informativos, los narcos campaban a sus anchas en las playas, a plena luz del día. Goteaban a diario, como una maldición, los crímenes machistas, y se reproducían de norte a sur los casos de violaciones en grupo. Unos cuantos activistas frikis se dedicaban a liberar gallinas y a dar biberones a los cerdos en los mataderos, denunciando su asesinato. Invadían nuestras playas, entretanto, las algas, las carabelas portuguesas, los mosquitos tigre al atardecer... El monte ardía intencionadamente y a lo lejos, ellos, sus señorías británicos, nos quemaban la paciencia en su exótico show parlamentario, decidiendo de qué manera decirle adiós a la Unión Europea mientras los 200.000 españoles residentes en el Reino Unido se tiraban de los pelos, impotentes.

Eché el cierre el 31 de julio y hoy, que regreso a este rincón, constato que seguimos en lo mismo. Nada verdaderamente digno de mención este día. Pablo Iglesias, erre que erre, insiste en formar un gobierno de coalición con El PSOE, aunque Pedro Sánchez continúe ofreciéndole migajas, sillones fuera de la Moncloa. El líder de Ciudadanos salió hace dos días de su cueva sin mensaje ni carisma que llevarnos a la boca. Teo García Egea exige que el mundo entero pida perdón a su partido exculpado cuando, en paralelo, tres expresidentes autonómicos populares están siendo investigados por la trama Púnica. Del chalé de Galapagar hemos viajado al de los Espinosa-Monasterio, precintado por ilícito. Recuerda que vivimos en el país del Lazarillo de Torres. No hui del trabajo en agosto... Hui de lo decepcionante. Empieza espeso este septiembre.