Opinión

¡Yo me borro!

Aunque le pongamos la lupa regularmente a la gestión de nuestros políticos, rara es la semana en la que no trasciende un nuevo caso de corrupción, a pequeña o a gran escala. No hace falta tirar de la memoria, en todos los partidos cuecen habas. Pienso en el posible plagio de unos textos firmados por el mismísimo presidente del Senado. O en la alcaldesa de Móstoles. Recién llegada al cargo, y con la que está cayendo, Noelia Posse va y se sube el sueldo, contrata a su hermana en el Consistorio y asciende a su tío a «director técnico». ¡Alma de cántaro! ¿Tanto ha subestimado la susodicha a sus vecinos? ¿Pensaba, quizá, que iban a aplaudirle por la calle? Poco escándalo me parece que Posse se limite a destituir a su hermana y todos contentos.

Estas y otras vergüenzas son destapadas, con mayor o menor fortuna, por periodistas. Por supuesto que en nuestro negociado existen pícaros y manipuladores. Pero gracias a muchos otros colegas valientes, se destapan trampas y se muestran a diario realidades intolerables. Sin ir más lejos, me remito a esos colegas que, solo por informar, acaban de ser increpados y agredidos por unos cuantos radicales en la última Diada.

Por cierto, los reporteros del Congreso se suben por las paredes tras asistir al último pleno. «Vamos a elecciones sin remedio el 10 de noviembre», aseguran. A nivel nacional, seguimos instalados en el bloqueo perpetuo mientras saltan, uno tras otro, indicadores de otra crisis económica inminente. Los líderes de absolutamente todas las formaciones con peso parlamentario tendrían que cuestionarse su madurez política, su propia valía. Asistiremos –se dice pronto– a las cuartas elecciones generales en cuatro años, con su correspondiente campaña electoral previa costeada por ti y por mí, con su despliegue de propaganda electoral, con esas cartas en las que cada partido te explica por qué quiere que le votes. No sé si te abstendrás o si ejercerás tu derecho ese día pero recuerda que, al menos, puedes pedir que no te lleguen esas cartas. ¡Yo lo haré! Hasta el 7 de octubre, accediendo a la web del INE, te puedes borrar del listado de receptores. Ya que nuestros dirigentes parecen causarnos más quebraderos de cabeza que bienestar, para qué más promesas suyas escritas en un papel.