Opinión
Robar cuando la casa se incendia
Es tan desolador el panorama político que cuando lees la prensa por la mañana ya no sabes si estás en una lonja, en una subasta o en la apertura de la Bolsa de Madrid, depende de la venta, del precio y de los votos que aporten.
Los
partidos territoriales están haciendo su agosto exigiendo mayor
inversión, más competencias o lo que ellos denominan el
cumplimiento con la agenda de la comunidad, que no deja de ser una
nueva expresión para edulcorar lo que toda la vida se ha denominado
extorsión. De tal manera que la investidura de Pedro Sánchez, con
el paso de los días, se va encareciendo más y más.
Formaciones
como el Partido Regionalista de Cantabria, el Bloque Nacionalista
Gallego, Coalición Canaria y Nueva Canaria, Compromís, Teruel
Existe o el PNV están consiguiendo que el metro cuadrado de
autopista, de vía ferroviaria, los planes de inversión o asunción
de deuda suban como la espuma.
Lo
que empieza con una cantidad a primera hora del día en una reunión
con Adriana Lastra, política socialista de currículum vacío, nulo,
escaso o desconocido, acaba, al menos, multiplicada por tres, y
siempre en detrimento de las arcas públicas del país. Y es que con
estos mimbres no se puede hacer más que este cesto.
Pero
como la suma no da, y el mercado minorista da para lo que da, empieza
el combate entre el sentido común y el fanatismo de ERC y Unidas
Podemos. Y aquí ya no está en juego un metro más o menos de
autopista sino la humillación como país.
Carmen
Calvo ya empieza a hablar de cambios en el título VIII de la
Constitución para dar encaje a Cataluña. Cuando la casa se
incendia, y aquí el único pirómano es Pedro Sánchez, los ladrones
entran a robar.
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