Opinión

Estado de emergencia

El martes por la mañana escucho que el Ejecutivo va a declarar el estado de emergencia climática y ambiental en España. ¡Qué susto por Dios! Si ya la RAE define emergencia como una situación de peligro o desastre que requiere una acción inmediata y si a esto le sumas que tenemos un gobierno socialcomunista, me temo lo peor.

Me doy una ducha larga y calentita, quién sabe si será la última y luego quedo con una amiga para comernos un chuletón de ternera porque tampoco sé si será el último que pueda degustar, por eso del metano de las vacas, y con el ministro comunista Garzón, vete tu a saber si dentro de las medidas de emergencia prohíbe su consumo.

Dado que el calentamiento global como su propio nombre indica es global, busco en internet si Estados Unidos, China o la India, países que más emisiones de CO2 producen, también han declarado el estado de emergencia climática. Y voilà, ¿cuál es mi sorpresa? No lo han hecho.

Si ya Bruselas le dio un toque de atención a Pedro Sánchez por presentar un paquete de energía y clima muy ambicioso pero sin concretar cómo conseguir tal ambición, leo con detenimiento el documento de emergencia, y descubro que es una declaración de intenciones, que contempla las medidas que ya estaban previstas que se adoptaran como la Ley de Cambio Climático, que ya dejó elaborada el PP, y que la única novedad es la creación de una Asamblea Ciudadana.

Claro que el calentamiento global es una amenaza para la subsistencia del planeta pero esta Declaración parece más un marcaje de territorio entre los vicepresidentes Ribera e Iglesias por ver quién asume las competencias de la mayor revolución que se va a producir en nuestra sociedad que un planteamiento serio al cambio climático. Mucho ruido y pocas nueces.