Opinión

Lentejas

Llevo toda mi vida viviendo en una mentira creyendo que España es una democracia parlamentaria plena hasta que Pedro Sánchez ha dicho que «sin diálogo no hay democracia». Lo ha dicho para justificar lo injustificable, la mesa de diálogo igualitaria Estado-Generalitat. Y es que hasta que los socialcomunistas no han llegado al poder vivíamos, por lo visto, en la autocracia de Rajoy, Zapatero, Aznar, González, Calvo-Sotelo y Suárez. O es que a lo mejor Sánchez padece de lagunas de memoria histórica reciente y ha dado un salto de Franco a su persona, de golpe, sin transición.

Más que mesa de diálogo debería de llamarse mesa de la sumisión o de la vergüenza. Si Sánchez quería celebrar la mesa después de las elecciones catalanas, la mesa se celebra antes de las elecciones catalanas. Si Sánchez quería que se celebrara el día 24, se celebra el día que a Torra le viene en gana, el 26. Si Sánchez quería que la mesa la formaran solo miembros de ambos gobiernos, la forman consejeros, los no consejeros y los imputados también.

Qué diálogo puedes esperar y sobre qué se va a dialogar si el principal objetivo del presidente del Gobierno, que es quien ostenta la representación del pueblo español, es que la Generalitat no se levante de la mesa porque equivale a decir que habrá Presupuestos Generales del Estado. Incluso tienen la desfachatez de llamar agenda del reencuentro a este acto de sumisión y subordinación, como una aceptación de la diversidad cuando realmente se están reuniendo con los más agnósticos de la pluralidad y la tolerancia.

Esto de que solo se puede avanzar empezando a dialogar con un diálogo que ya viene escrito por los independentistas es como ir a un restaurante y en el menú encontrarte que solo hay lentejas. No confundamos diálogo con sumisión.