Barómetro del CIS
“El infatigable Tezanos”
Es una lástima que el CIS se haya convertido en un grosero instrumento partidista que pagamos entre todos.
En La Moncloa deben de estar preocupados porque Tezanos está un poco díscolo y sólo otorga al PSOE una estimación de voto del 31,2%. A pesar de que son tres puntos más que el resultado obtenido en las pasadas elecciones se esperaba un incremento de voto más alto teniendo en cuenta lo bien que se está gestionando la crisis. Es más, cunde el desasosiego porque hay un leve retroceso con respecto a la anterior encuesta. A Unidas Podemos le concede, estaba generoso, un 12%. Lo normal sería un retroceso importante para la coalición gubernamental, porque una crisis de esta magnitud produce un lógico desgaste, pero es algo que el Centro de Investigaciones Socialista, antes conocido como Centro de Investigaciones Sociológicas, no lo detecta. El 52,8% considera que la situación económica es buena, a pesar de los indicadores negativos.
El optimismo que desprende el barómetro en su conjunto es soprendente. No voy a seguir desglosando el botafumeiro de Tezanos al Gobierno porque produce bochorno. Hasta consigue que el 66,75 defienda que se restrinjan y controlen las informaciones sobre la pandemia estableciendo sólo una fuente oficial de información. Es decir, que hay que pasar por la trituradora los derechos constitucionales sobre libertad de información y opinión que garantiza la Constitución. Los periodistas deberíamos ser simples amanuenses que recogiéramos los textos remitidos desde el Gobierno. Es inquietante que se haga una pregunta de estas características y muestra una deriva impropia en un Estado que forma parte de la UE. No quiero imaginar qué sucedería si al frente del Gobierno estuviera el centro derecha y se hubiera realizado esta pregunta. La reacción de la izquierda hubiera sido espectacular. Tras la polémica que generaron las ruedas de Prensa con las preguntas controladas por la secretaría de Estado y cuando creíamos que habían aprendido nos encontramos con un auténtico esperpento que ahonda en la polémica jurídica sobre el alcance de la declaración del Estado de Alarma.
Es una lástima que el CIS se haya convertido en un grosero instrumento partidista que pagamos entre todos. Nunca he tenido una gran confianza en los sociólogos dedicados a la política y en los politólogos ocupados en analizarla sin tener fuentes directas y abrazados a la metodología, muchas veces marxista, que conocen gracias a los libros. Hay excepciones, pero son más bien escasas, porque hay demasiados Tezanos que revolotean en el generoso perímetro de los partidos.
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