Opinión

Casa común

El 24 de mayo del 2015 se hizo pública la «Laudato sí» del Papa Francisco. La encíclica fue recibida con notable interés incluso en círculos no habitualmente interesados en textos papales. A muchos les sorprendió que se centrase en el tema del cuidado del planeta y de una ecología integral.

Han pasado cinco años desde entonces y en no pocos ambientes se ha dado carpetazo a tan preciado texto mientras se han agravado las condiciones medio ambientales como vienen denunciando la ONU y otros organismos internacionales.

Pero en el Vaticano la «Laudato sí» no ha sido archivada . Ya en el 2015 se constituyó un grupo de trabajo entre varios organismos de la Curia Romana para promocionar y llevar a la práctica sus enseñanzas. Su fruto es un libro titulado «En camino hacia el cuidado de la casa común» presentado esta semana.

Al concebirse esta obra nadie podía prever que su publicación coincidiese con la plena expansión de la pandemia del coronavirus y sus devastadoras consecuencias para la vida de centenares de miles de personas y el descalabro de los sistemas económicos de nuestras sociedades. Esta crisis nos enseña, entre otras cosas, que no es posible encerrarnos cada uno en nuestros egoísmos, sino que tenemos que unirnos todos para vencer al insidioso virus. Y no se trata sólo de aplicar unas reglas higiénicas y sanitarias, sino de transformar nuestros estilos de vida que lleven por ejemplo a modificar las relaciones entre los seres humanos y la naturaleza y a no seguir maltratando nuestra casa común como hemos venido haciendo en las últimas décadas.