Opinión

Negociación y acuerdos

El escenario político es complejo. En pocos días se celebrarán unas elecciones gallegas y vascas en circunstancias atípicas por culpa de la pandemia. Es algo que condiciona a los diferentes partidos, aunque las encuestas muestran que Urkullu mantendría la presidencia del gobierno en el País Vasco formando coalición con el PSOE, mientras que en Galicia sería Feijóo en solitario. El problema es que el temor a la covid-19 podría provocar en este caso una sorpresa desagradable para el PP, porque no le basta ganar sino que necesita lograr la mayoría absoluta. Cualquier movimiento en la participación podría perjudicarle. Es importante saber qué resultados obtienen el resto de partidos. La fuerza de Sánchez es la división del centro derecha en tres formaciones, aunque necesita a Ciudadanos y al PP para tener una posición más sólida en la negociación europea así como para afrontar la reconstrucción. No le interesa, además, que se debilite mucho su socio de coalición. Los tiempos para Unidas Podemos son complicados y el lío alrededor de la tarjeta telefónica de Dina Bousselham se ha convertido en un esperpento político que le complica la vida a Pablo Iglesias. He de reconocer que todo resulta tan confuso como incomprensible.

Podemos insiste en la inocencia del vicepresidente. Me decían que se le trata como si fuera un delincuente y que no lo es. En infinidad de veces he dicho y seguiré diciendo que no deseo que nadie acabe ante la Justicia. La presunción de inocencia es lo más importante y desgraciadamente se ha convertido la condición de investigado, que antes de la reforma se denominaba imputado, en una condena social y política. Es un desastre que un instrumento de protección dentro de una instrucción haya sido transformado en un grave estigma. Por eso siempre defendemos la presunción de inocencia sin importarnos las ideologías políticas de las personas afectadas. El fin del confinamiento ha traído algo de tranquilidad social, porque había mucha gente irritada. Las diferentes responsabilidades, para lo bueno y para lo malo, se tendrán que ir asumiendo. La cuestión fundamental es que ahora no conviene un gobierno inestable, al margen del recorrido que pueda tener la situación judicial de Iglesias. No hay alternativa parlamentaria como es evidente a la actual coalición y Sánchez necesita su continuidad porque le garantiza la tranquilidad en la calle. Por otra parte, sería bueno que se llegara a un acuerdo lo más amplio posible con el PP en la comisión de reconstrucción.