Opinión

Problemas de comunicación

Nuestro gozo, en un pozo. A principios de semana, palpábamos la vacuna contra el coronavirus casi casi con la punta de los dedos. Nos la habían prometido ya en diciembre, pero la realidad se ha impuesto tras un incidente con uno de los voluntarios. Se han cumplido, por lo tanto, los augurios de los farmacéuticos, que no la veían factible hasta el año que viene, por lo menos. Millones de inocentes nos creímos las proclamas de los políticos, de aquí y allí. Nos tocará esperar mientras nuestra curva de contagios aumenta y los hospitales y centros de salud vuelven, poco a poco, a sentir la presión ascendente de pacientes COVID.

Algo parecido ha ocurrido con la promesa del ingreso mínimo vital: un asunto urgente, una renta inminente, desde hace meses, para el vicepresidente Iglesias. El mismo que ahora adelanta que el Gobierno otorgará bajas remuneradas a esos padres que deban quedarse en casa con sus hijos, en cuarentena, aunque no sean positivos. El hecho es que los anuncios de Iglesias, en materia de la Seguridad Social, parece que se producen sin haberlos comentado antes el susodicho con el responsable de esa cartera. El hecho es que el ingreso mínimo, amigos, se demorará para las familias españolas sin recursos hasta finales de año; de las bajas laborales remuneradas cuando confinen a nuestro escolar, olvidémonos de momento. ¿Quién las paga? Del dicho al hecho… Bien lo sabe el ministro José Luis Escrivá. Se lo explicó todo, hace unas horas, a Carlos Alsina, en Onda Cero. Y lo explicó él porque es él, el ministro de la Seguridad Social, y no Iglesias, quien tiene la autoridad última en la materia.

Este tipo de desencuentros en el seno del Gobierno empiezan a reproducirse. ¿Se congelará el salario de los funcionarios en 2021? Preguntados por este tema, en la misma mañana, a un ministro no le consta, otra explica que el asunto no está encima de la mesa y una tercera, en cambio, sí abre la puerta a esa posibilidad de que los empleados públicos y los pensionistas vean sus salarios congelados el año que viene. ¿Con cuál de esos mensajes nos quedamos los ciudadanos? No podemos permitirnos, justo ahora, que nos gobierne un Ejecutivo de dos almas, con problemas de comunicación internos. Pura contradicción.