Opinión

¡Salud para todos!: ¿puede la OMS dejar atrás a Taiwán?

José María Liu

Cuando el mundo entero se enfrenta a la pandemia de la Covid-19, que ha acabado con más de un millón de vidas y ha contagiado a más de cuarenta millones de seres humanos en todo el mundo, y que amenaza con seguir interfiriendo en nuestras economías, relaciones sociales y forma de vida no sabemos hasta cuándo, si hay algo que hasta la fecha podemos sacar en claro es que solo de forma conjunta el mundo podrá hacer frente a una crisis sanitaria de tal magnitud. Y la República de China (Taiwán), un pequeño país de alrededor de 23,5 millones de habitantes, reconocido a nivel internacional como uno de los lugares que mejor han gestionado la actual crisis sanitaria, ni puede ni debe quedarse fuera de la lucha global contra tan terrible enfermedad.

Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS), organismo que tiene la obligación de velar por la salud del mundo en su conjunto y que toma como base sus repetidos lemas de «no dejar a nadie atrás» y de «salud para todos», hace oídos sordos a sus propios principios y a día de hoy continúa ignorando a Taiwán, dejándolo al margen de sus reuniones y mecanismos, en los que se toman las decisiones más trascendentes para el mundo en materia de salud.

Así sucede desde 2017, cuando la OMS, cediendo a las presiones de China, dejó de invitar a Taiwán como observador a la Asamblea Mundial de la Salud. Y así ha vuelto a suceder este año, cuando en plena pandemia, Taiwán volvió a quedarse fuera de la cita del pasado mes de mayo y ni siquiera fue invitado a participar en las reuniones del Comité de Emergencias sobre la Covid-19.

Geográficamente, Taiwán se encuentra situado en la zona bajo la administración de la llamada Oficina Regional para el Pacífico Occidental de la OMS. Sin embargo, hasta la fecha dicha oficina se ha negado a comunicarse e interactuar con Taiwán, de manera que nuestro Gobierno no tiene acceso a la información ni a las medidas de cuarentena fronteriza que se publican para los países de la región. Asimismo, tampoco podemos participar en las reuniones que convoca esta oficina, lo cual dificulta la comunicación y el intercambio con las autoridades sanitarias competentes de los demás países de la región.

Lejos de paralizarse y perder el tiempo en lamentaciones, la gestión del Gobierno de Taiwán para luchar frente a la pandemia ha conseguido que hasta la fecha en la isla solo se hayan registrado alrededor de 540 contagios y 7 fallecidos, que la vida se desarrolle allí con normalidad, que no haya existido confinamiento y que nuestra economía presente previsiones de crecimiento positivo.

Y lo hemos logrado basándonos fundamentalmente en cinco claves: experiencia, pues ya sufrimos la epidemia del SARS en 2003; rapidez de respuesta, porque establecimos de inmediato control de fronteras; aplicación de la tecnología moderna, pues el Gobierno creó un efectivo Big Data para detectar casos sospechosos y utilizó el GPS para controlar y proporcionar apoyo a las personas que necesitaban hacer cuarentenas; transparencia, al mantener a la población bien informada, y colaboración ciudadana, porque la población ha respondido con aceptación y eficacia ante tales medidas necesarias. Los taiwaneses hemos sabido poner en la balanza nuestras libertades individuales y nuestra seguridad sanitaria, inclinándonos hacia esta última, pero siendo conscientes de que a largo plazo el resultado final iba a ser favorable para todos.

Este ejemplar «modelo de Taiwán», basado en un sistema plenamente democrático, continúa recibiendo el reconocimiento de todo el mundo, y se está mostrando altamente capacitado no solo para detener la enfermedad, sino también para prestar su ayuda y asistencia al resto del mundo con vistas a acabar con la pandemia. Buena prueba de ello es que nuestro Gobierno realizó el pasado mes de abril, en el peor momento de la pandemia en España, una donación de medio millón de mascarillas quirúrgicas al Gobierno español, destinadas al personal sanitario, primera línea de combate frente a la Covid-19.

Ahora que la OMS convoca al mundo entero a una nueva y trascendental cita, que tendrá lugar entre el 9 y el 14 de noviembre de 2020, es momento oportuno para que esta organización admita la realidad de que los sistemas sanitarios de Taiwán y China son administrados por autoridades separadas e independientes. Y para que deje de considerar a Taiwán como parte de la República Popular de China, porque solo el Gobierno elegido por el pueblo de Taiwán puede representar y defender el derecho a la salud de sus habitantes en la OMS.

La participación significativa de Taiwán en la próxima cita de la OMS arriba mencionada contribuiría sin lugar a dudas a que el éxito de Taiwán, hoy casi una excepción en el oscuro y cada vez más pesimista panorama internacional, se convirtiera en ejemplo a seguir en la larga lucha que todos, sin dejar a nadie atrás, tenemos todavía por delante.