Opinión
Mentiroso o prescindible
Jean François Revel (1924-2006), miembro de la resistencia francesa en la II Guerra Mundial, militante socialista hasta 1970 y luego liberal, iniciaba su libro «El conocimiento inútil» con una frase que también era su mejor síntesis: «La primera de todas las fuerzas que dirigen el mundo es la mentira». Salvador Illa, todavía ministro de Sanidad, candidato a la Generalitat por decisión de Pedro Sánchez, filósofo y político tranquilo, puede rechazarla –incluso ignorarla–, pero sería extraño que negara conocer la obra de su difunto colega francés, miembro también de la Academia Francesa. Illa, sin embargo, coincidiría más con el Balzac de que «la mentira es un arma decisiva» (Beatriz, La Comedia Humana IV), aunque quizá no comparta que «una mentira única destruye la confianza absoluta» (Estudio de mujer, La Comedia Humana II), escrito también por el gran novelista galo del XIX.
El martes pasado a las 8,58 de la mañana, Salvador Illa afirmaba –es fácil consultarlo– en «La hora de la 1» de TVE que «el candidato que vamos a presentar a la Generalitat va a ser Miquel Iceta». Tres veces le preguntó Igor Gómez si se había barajado su nombre y, como san Pedro, tres veces lo negó con la frialdad del filósofo profesional. Apenas 24 horas más tarde, desde la Moncloa se filtraba que Illa sería el candidato de los socialistas catalanes y se sugería que Iceta, preterido, tendría el premio –no es de consolación– quizá de un ministerio. Un día más tarde, sobre el cambio del año, el PSC ya difundía un vídeo sobre el nuevo candidato. El diccionario de la RAE define mentir como ««decir lo contrario de lo que se sabe, cree o piensa». Es increíble que el martes 29, cuando Illa lo negaba, no supiera que iba a ser candidato, lo que significa que miente, abre la incógnita de si habrá mentido también como ministro de Sanidad y plantea la duda de que cómo puede ser prescindible en un ministerio ahora tan importante y al mismo tiempo idóneo para aspirar a la Generalitat. Es obvio. La mentira es la primera de todas las fuerzas que dirigen el mundo. Trump no ha dejado de usarla y en España tampoco parece importar a los votantes.
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