Opinión
Amago de boicot electoral
Oriol Junqueras es imprevisible y ahora, además, está descolocado. Otra vez ¿y van? ERC corre el riesgo de quedarse con la miel en los labios. El CIS de Tezanos ha alumbrado la encuesta soñada por Pedro Sánchez, con victoria de Illa y el PSC y «sorpasso» de Vox al PP. Todo de manual. Primero se crea el clima de opinión de que va a ocurrir algo y luego sucede. Está muy estudiado, en política y, sobre todo, en economía. Toda una serie de premios Nobel, desde distintas ópticas, han abordado el tema, como Fogel, Akerloff, Kanteman, Schiller o Elinor Ostram. La encuesta de Tezanos también fomenta aquello tan español –y catalán– de precipitarse a socorrer al vencedor. No obstante, el ministro de Sanidad, más allá de la demoscopia, todavía no ha ganado nada, pero ha puesto de los nervios a los indepes, sobre todo a los de Junqueras que, en plan Pepe Gotera y Otilio de la política, han intentado retrasar las elecciones catalanas y que, como último recurso y sin dar la cara, hablan de boicotearlas, aunque el riesgo que corren es tan enorme que es probable que no se atrevan. La idea, que ronda por la cúpula de ERC, no tendría el apoyo de Puigdemont ni el de su candidata, Laura Borras, que sueña con ser diputada catalana para que sus líos legales pasen del Supremo al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Para ERC, todo lo que no sea una victoria, incluso por la mínima, sería otro fracaso que, ante la duda, quieren evitar. Las elecciones del 14-F, en plena pandemia, tampoco serán normales y si los indepes tropiezan pueden derrapar por vías pseudotrumpistas. El día después, el mapa político catalán seguirá enrevesado, pendiente además de un indulto que solo será un paréntesis, porque quienes tratan al líder de ERC apuntan que mantendrá su objetivo de colocar a España –y al Gobierno, al que intentará torear– en situaciones límite. Es donde vive más cómodo. Junqueras, al final, jugará la baza del peronismo sentimental, sugieren en el circuito catalán de los negocios, pero esa es otra historia. Ahora, la tentación indepe es un boicot electoral tan arriesgado que quedará en bravata, pero la idea ha existido.
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