Elecciones catalanas

Más de lo mismo

Hoy es una de esas fechas singulares que la Historia pone ante los pueblos para decidir conjuntamente acerca del futuro de su vida en común. En 1978 la Constitución fue apoyada en Cataluña por más del 90% de los votos, con la ilusión puesta en un futuro democrático, libre y en paz. Un año después, se aprobaba el Estatut, seguido de las primeras elecciones al Parlament. Comenzaría así el ciclo de 23 años de gobierno ininterrumpido de Jordi Pujol en la Generalitat, que dejaría su impronta grabada en una autonomía todavía en cera, que comenzaba su andadura.

De los 40 años transcurridos, 33 lo han sido con Gobiernos nacionalistas, y los 7 restantes con los dos tripartitos de izquierdas. Sólo el nacionalismo –ahora separatista– y el socialismo han tenido la confianza de los catalanes para autogobernarles. Los frutos de esa gestión están a la vista: una Cataluña dividida como nunca por un nacionalismo etnicista y supremacista que actúa cual señor con derecho de pernada, pretendiendo marginar de su ciudadanía catalana a la mitad de la población, y que ha perdido el seny para instalarse en el antónimo del despropósito y el arrebato de la rauxa.

Ahora la elección es para escoger entre lo malo y lo peor: más de lo mismo con Puigdemont o Junqueras con mando a distancia desde Waterloo o la prisión –hasta el indulto, eso sí–, o Illa dirigido por Sánchez e Iglesias desde la Moncloa. Que Dios reparta suerte, que falta nos hace.