Elecciones catalanas

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Cuando escribimos este comentario, el escrutinio de la votación de Cataluña apunta a unos resultados, que básicamente confirmarían las tendencias señaladas por las encuestas. En cabeza, el tridente de los candidatos vicarios de Junqueras y Puigdemont junto a Illa, que habría recogido la parte mayor del derrumbe de Cs, obteniendo un magnífico resultado. La gran coalición separatista entre sus dos grandes partidos dependería de quién obtenga más diputados de los dos, y aún así necesitaría del apoyo externo de la CUP. La posibilidad del tripartito está en manos de ERC, que firmó el cordón sanitario contra el PSC, pero que podría materializarse si obtuviese la presidencia.

Queda claro que ERC tendría la llave de la estabilidad política en Barcelona y en Madrid, aunque sería un difícil reparto de papeles con Sánchez aspirando a ejercer de Bismarck en la capital, y con ERC ejerciendo de Bolívar en la Ciudad Condal.

El segundo grupo de partidos podría liderarlo Vox superando al PP, lo que unido al descalabro de Cs, obliga a un profundo replanteamiento del espacio de centro-derecha en España. El PP tendrá que asumir que Vox ha venido para quedarse, y que sin un acuerdo de colaboración inteligente entre ambos, habrá Sánchez para rato. Con una participación limitada, cualquier proclama separatista relativa a su victoria como presunta legitimación soberanista carece de fundamento.

A la espera del cierre definitivo del escrutinio, están abiertas todas las posibilidades, incluida la de una segunda vuelta. Sánchez sale reforzado y la oposición en periodo de reflexión.