Podemos

Podemitas «cuánticos»

Acostumbrémonos pues a la «política cuántica» de la formación de Iglesias, al mismo tiempo gobierno y oposición

Max Planck, al que se considera padre de la física cuántica, sentó las bases de una nueva visión científica abriendo todo un campo de estudio en el mundo de lo muy pequeño, donde a diferencia de lo conocido en la física convencional existen entidades reales –los electrones– que pueden estar en dos o más lugares al mismo tiempo o, lo que es igual, indistintamente «a setas y a Rolex», tal como ya se ha demostrado experimentalmente y aunque a los profanos nos resulte tan difícil de asimilar como el experimento teórico con el gato más famoso de la historia, el de Schrodinger, que, en según qué circunstancias, puede estar vivo y muerto al mismo tiempo. Las circunstancias de la formación de Pablo Iglesias dentro del gobierno de coalición también parecen corroborar tales teorías, casi se diría que Podemos ha inventado la política cuántica teniendo en cuenta su pasmosa facilidad para mantenerse en dos estados diferentes y ubicarse en dos distintos lugares al mismo tiempo.

En poco más de un año de gobierno en coalición y en contra de vaticinios que pronosticaban un responsable aterrizaje de la formación morada en el campo de la gestión –máxime ante el ejercicio de pragmatismo al que obliga el drama de la pandemia–, Podemos ha rizado el rizo de la ubicuidad mostrándose como fuerza política que está dentro del gobierno, pero al mismo tiempo también fuera, entiéndase en el papel de oposición. Un escenario holográfico en el que llegamos a contemplar a todo un vicepresidente, a una ministra de Igualdad o a un ministro de Consumo hablar del gobierno al que pertenecen, nada menos que en tercera persona, como si ese ejecutivo del que forman parte fuera un ente sostenido artificialmente a cambio de beneficios en forma de legiones de asesores entre otras prebendas y de la citada prerrogativa para sentarse en el consejo de ministros torpedeando día tras su imagen dentro y fuera de España. La bandera podemita en las leyes «trans» o del «sí es sí», su apoyo a la inmunidad del prófugo Puigdemont, el acoso a la Corona o la disparidad de criterios con los once mil millones de ayudas que pueden dejar en el limbo a autónomos y Pymes son episodios de una tránsito que solo finalizará con la convocatoria de elecciones ergo, largo lo fiamos. Acostumbrémonos pues a la «política cuántica» de la formación de Iglesias, al mismo tiempo gobierno y oposición.