PSOE
PS: «Partido Sanchista», ex–PSOE
Carmen Calvo ha sentenciado: «Lo sucedido el 4-M en Madrid se queda en Madrid». España no es solo Madrid obviamente, pero pretender reducir la CAM a una autonomía más entre las diecisiete, confirma el nivel de desorientación y desasosiego en que está sumido el Gobierno tras el naufragio electoral.
De momento, la confusión parece haber irradiado a Andalucía, con una Susana Díaz que, sin la hecatombe socialista madrileña, difícilmente osaría plantarle cara al líder exinvicto. La Línea Maginot de comunicación establecida en torno a Moncloa para no ser invadida por ese tsunami electoral, va a resultar tan vulnerable como lo fue para Francia en 1940. Expulsar del PSOE a dos históricos como Leguina y Redondo (no Iván, sino Nicolás), suena a un epitafio del actual partido socialista, ignorante de la sentencia de Quevedo: «Arrojar la cara importa, que el espejo no hay por qué».
Solo falta que Sánchez expediente también a Felipe González y a Alfonso Guerra, no menos críticos con la deriva sanchista del otrora PSOE; y que sea refundado como «PS»: «Partido Sanchista», más acorde con la realidad de un partido y un Gobierno irreconocibles en sus pactos con comunistas, separatistas y Bildus.
«Las cosas son lo que son», y el Gobierno «del abrazo» de Sánchez e Iglesias está políticamente muerto, aunque su inhumación oficial deba esperar hasta que le convenga a los intereses de sus socios, ahora con poco margen para el acuerdo, sin Iglesias de vicepresidente y pontífice-hacedor de puentes.
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