
Editorial
La legislatura es una tómbola
El PNV ha establecido marzo como el límite para que la agonía acabe. Veremos, porque los soberanistas vascos no se caracterizan por su respeto a la palabra dada
La certidumbre y la estabilidad son circunstancias que abonan posibilidades al buen gobierno. No lo garantizan, pero sin ellas todo se complica. Moncloa carece de ambas y por eso el país transita desde hace al menos dos años por un estado de excepción provocado por una administración provisional que es incapaz de sacar adelante un programa. La legislatura ha estado siempre en almoneda. Las más de cien derrotas parlamentarias de Sánchez dan fe de ello. Sottovoce, los socios del presidente aseguran velar un cadáver político a la espera de las exequias. Adelantamos que el PNV ha establecido marzo como el límite para que la agonía acabe. Veremos, porque los soberanistas vascos no se caracterizan por su respeto a la palabra dada. La suerte del país está en manos de trileros que aguardan siempre la mejor oportunidad y una buena oferta. La gente y su bienestar les importan un comino.
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