Coronavirus

Resistencia y hermandad

Gracias a la vacunación, ya queda menos para que estos gemelos se reúnan en un entorno más acogedor

Por primera vez desde 1954, las fronteras entre Noruega y Suecia se cerraron en marzo de 2020, debido a la pandemia de coronavirus. La estrategia heterodoxa sueca, es decir, apenas tomar medidas restrictivas contra la covid-19, buscaba llegar rápido a una inmunidad de rebaño sin perjudicar a la economía. Esta laxitud asustó a sus vecinos que intentaron protegerse con un drástico cierre de fronteras. Toda una excepción en la tradicional hermandad escandinava.

Fueron muchos los afectados. De hecho, en marzo de 2021, Noruega admitió la entrada a los trabajadores transfronterizos. Pero los turistas aún tienen prohibido viajar hasta allí. Sólo pueden acceder ciudadanos noruegos o quienes tengan residencia permanente en el país. A ninguna de estas categorías pertenece Pontus Berglund, un sueco de 73 años que vive en Strömstad. Antes del coronavirus solía conducir media hora para visitar a su hermano gemelo Ola, vecino de Halden, Noruega. La pandemia lo ha trastocado todo, pero eso no ha impedido que estos gemelos sigan reuniéndose.

El escenario ha cambiado profundamente y no es apto para débiles de espíritu –o de salud–. Llueva, nieve o truene, los dos hermanos suecos acuden puntuales a su cita semanal. La reunión fraternal tiene lugar a la intemperie, en el viejo puente Svinesund que une los dos países. En mitad de la pasarela, una línea blanca delimita los territorios. A un lado se lee «Norge», al otro, «Sverige». Las autoridades noruegas les advirtieron de que tenían que permanecer a un metro de la frontera. En caso contrario, Ola se vería obligado a hacer una larga cuarentena, así que cada semana, bien ataviados y abrigados, colocan sus sillas y sus termos, y charlan a dos metros de distancia.

Pontus es un ornitólogo en ciernes y pintor. Está divorciado y vive solo en Suecia, por lo que el contacto con su hermano es imprescindible para él. «Si no, hubiera caído en una depresión», ha confesado. Ola, que terminó en Noruega por amor, fue asistente de enfermería y ahora se dedica a hacer escenarios para teatro. En este puente y de esta guisa han celebrado su 72ª y 73º cumpleaños (el 20 de abril) y se han convertido en un símbolo de resistencia y hermandad para ambos países. Es más, muchas veces incluso los Berglund hacen de mensajeros y hasta han entregado un cachorro que nació en territorio sueco a su familia de acogida noruega. Los gemelos reconocen que durante todo este tiempo sólo han faltado a su cita en el viejo puente de Svinesund tres veces. Y siempre por causas ajenas a su voluntad como topar con agentes de Policía intransigentes que no les dejaron acceder al puente. Gracias a la vacunación, ya queda menos para que estos gemelos se reúnan en un entorno más acogedor.