procés

Un «liderazgo valiente»

«El daño producido a España y a la convivencia entre españoles va a ser enorme»

Nadie duda que es preciso un esfuerzo mutuo de aproximación para restañar las heridas de una década lamentable de Procés, pero el punto de encuentro no puede ser otro que la Constitución. Ya lo fue en 1978 en un esfuerzo histórico de reconciliación entre españoles.

Ahora son los secesionistas los que han traicionado el espíritu y la letra de ese gran pacto nacional, y la concordia exige, para ser posible, que acepten su «error» –que es, en realidad, una traición–. Además, deben garantizar el respeto futuro a la ley –de obligado cumplimento para todo ciudadano y más para los gobernantes– para obtener el indulto individual en contraprestación.

Pero pretender un indulto colectivo ilegal –cual «presos políticos»– a quienes se jactan de que no se arrepienten de nada y que lo volverían a hacer, es legal, moral y políticamente inadmisible. Si Sánchez persevera en su intento, el daño producido a España y a la convivencia entre españoles va a ser enorme. Iván Redondo está en su derecho a «tirarse por el barranco» con su jefe –y camino lleva de ello–, pero que no pretenda que le sigan sus compatriotas.

Un «liderazgo valiente» no se consigue claudicando ante conductas de quienes basan su proyecto en el odio y la ofensa a millones de españoles y en la ruptura de la unidad nacional. Eso tiene otro calificativo: alta traición. La sombra de Chamberlain se proyecta con intensidad sobre Sánchez: va a generar un conflicto mayor, y él se cubre de deshonor.