Opinión

El cuaderno de Chapu Apaolaza: De políticos presos a presos políticos

Notas de 22 de junio, el día más largo y la pena de prisión más corta. Para demostrar que España es un país democrático, Sánchez ha indultado a los condenados por el procés y sacando de la cárcel a los políticos presos los ha convertido en en presos políticos. En la argumentación de la medida de gracia -cuánta gracia- se lapida la posición de España en el asunto catalán. A Aragonés se la dejaron botando y ahora remata con que los indultos suponen un reconocimiento de que el Estado estaba equivocado y de que las condenas fueron injustas.

Dicen que el Estado debe tender la mano a Cataluña, no como hasta ahora, cuando los domingos se arrojaban niños ampurdaneses desde lo alto de la estatua de Colón y si hablando a alguien se le escapaba un ‘sisplau’, le quemaban la casa los maderos.

Su pédrica pedridad  perdona la pena de prisión porque entiende a los que creen que ya es suficiente y monta una declaración institucional sin preguntas a las puertas del veranillo, del final de la mascarilla, el atardecer sobre los pinos de Moncloa como cerezos en flor, Frankenstein en el jardín oliendo las flores de un magnolio, etcétera.

A mí Jordi Sánchez siempre me recordó a un enanito de porcelana, pero en el razonamiento de los indultos nos enteramos de que es una persona clave para recuperar la concordia en Cataluña. Tiene sentido en el nuevo paradigma que propone Sánchez en el que gobierna gracias a los mayores enemigos de España y así pone en marcha este proceso en el que además de excarcelar a los políticos presos, los santifica como héroes ultrajados, hombres de paz y de lo que venga.

Luego está lo de la prensa internacional. ¡Qué fantasía! En el ‘New York Times’ se escribe de la rama de olivo en Cataluña. Solo les falta el palomo. Cuántas historias de los indios de la selva de no sé dónde y de la tribu de no se cuál que eran maltratados por un estado opresor nos hemos tragado y eran perfectamente mentira.

La cosa es que ya pasó. La táctica de comunicación ha consistido en que el Gobierno pregonó tanto que Junqueras iba a salir de la cárcel ya mismo que temía uno llegar a casa una noche y encontrárselo bebiéndosele la birra.

Las peores noticias puede recibirse con alivio si se esperan lo suficiente. Cuando alguien famoso agoniza durante mucho tiempo, algún periódico se adelanta y abre la portada con que ‘Fulano ha muerto’, cuando aún sigue vivo. Ya cuando fallece alguien titula con alivio: “Al fin murió fulano”.

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