Opinión
La cobardía de Sánchez
Decía Francisco de Quevedo que «matarse por no morir es ser igualmente necio y cobarde». El mejor epígrafe que recoge el verdadero sentido de la traición que Pedro Sánchez le ha hecho a España.
La cobardía es la ausencia de valor, determinación y voluntad ante una situación realmente comprometedora y un cobarde es la persona que no afronta las situaciones que implican peligro a causa de sus miedos. Sánchez prefiere matarse para no morir, ser un cobarde y acabar con la España valiente por mantenerse en poder.
Ver la salida de los presos del «procés» a gritos de independencia y amnistía y a Pedro Sánchez distorsionando la realidad, como si se tratara de un psicópata, llamando valentía al mayor acto de cobardía de la historia reciente, supone una humillación tan grande que ni el uso de la mascarilla ni la bajada del IVA en la luz conseguirá hacernos olvidar.
Valentía o necesidad le preguntaba Rufián a Sánchez ayer en el Congreso, dejando en evidencia al presidente del Gobierno, y arrasando con la fuerza de un tornado, las palabras y argumentos huecos y vacíos utilizados por Sánchez como la concordia, la convivencia y el diálogo.
En este afán por distorsionar la realidad, el sentido y el significado de las palabras, Pedro Sánchez para justificar lo injustificable, ha buscado un culpable, Rajoy, por negarse a dialogar con los que no quieren el diálogo y buscaban imponer la independencia. Aún no se ha dado cuenta de que ese argumento certifica que el valiente fue Rajoy y el cobarde es Sánchez. Suplantar la soberanía nacional por una mesa de café es claudicar y si de verdad fuera valiente convocaría elecciones generales hoy mismo. Como dijo Cervantes: «La valentía que entra en la jurisdicción de la temeridad más tiene de locura que de fortaleza».
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