Embarazo

«Mujeres y personas embarazadas»

Es sabido que donde más se notan las consecuencias de un terremoto es en su epicentro, en el que la distancia temporal y espacial es mínima. Desde el punto de vista temporal no ocurre algo similar en los sucesos políticos o sociales, y así es frecuente no tomar plena conciencia de acontecimientos que no pueden considerarse como normales hasta que transcurre un cierto lapso temporal y adquirimos perspectiva.

Por ello, es posible que cuando pase un tiempo, tomemos plena conciencia de cosas que están sucediendo ahora y que no pueden clasificarse en la categoría de «normales»; otra cuestión es si corresponden a la profetizada «nueva normalidad». Tal es el caso, por ejemplo, de la iniciativa de la alcaldesa de Barcelona de crear una escuela para educar a los hombres en una «masculinidad positiva». Esta propuesta va en línea con la moción aprobada en el Parlament de Cataluña para garantizar la salud sexual y reproductiva de mujeres «y personas embarazadas». Resulta llamativo que en estos tiempos de igualdad feminista, tengamos una ley que distinga entre mujeres y personas. Lo cierto es que entre la masculinidad positiva y las personas –que no las mujeres– embarazadas, estamos todos, todas y todes un tanto esperando al psiquiatra. Es consecuencia de una ideología marxista y antinatural, convertida en dogma de la corrección política.

Ya sabemos que Dios perdona siempre, los hombres a veces y la naturaleza, nunca. La ideología de género además de aberrante, es antinatural, y sus consecuencias se vuelven contra la humanidad.