Pedro Sánchez
España va bene
Notas del 1 de septiembre, truenos y centellas. A lomos de un rayo de plata nueva ha vuelto Sánchez a la Casa de América con un nuevo plan de gobierno un tono de moreno de La Mareta que Margarito Peláez sitúa en Pantone 7614. Viene a enorgullecerse de cómo tiene España y saca más pecho que un portero de discoteca. Un gobierno efectivo, solidario, empático. Y limpio.
Llega de vigilante de la playa de mi Españita, tan guapo y tan seguro de sí mismo que la gente se tira al agua con tal de que les rescate. Luego está lo de la luz, la inflación, y la inmunidad que no llega, ni va a llegar, y otros asuntos feos que no tienen que ver con la ‘allure’ de su gobierno y que, a su lado, no son nada, contingencias varias, acaso sombras de su luz. Se entiende que Podemos esté pidiendo movilizaciones, pero a favor del Gobierno. Esta tan guapo Sánchez que le entran ganas a uno de salir a quemar autobuses.
La enésima reencarnación pédrica consiste en que ayer andábamos en lo de Otegi-hombre-de-paz, en que Franco había sido visto en el Starbucks de Callao y en que la derecha te iba a meter una bala entre ceja y ceja, y de pronto -alehop- estamos en el Gobierno moderado del milagro económico. Yo creo que de los indultos no se vuelve, pero Sánchez anda cantando la tarantela del ‘España va bene’, como Aznar, pero en beach boy de la crisis mundial por la pandemia. Parece demasiado viaje incluso para él, pero ahí está de hacedor de puestas de sol, hablando desde ese momento exacto de la tarde en la playa en el que baja la temperatura y cuando ya se ha ido casi todo el mundo, alguien dice: “Ahora sí que se está bien aquí”. Ay, Sánchez, su belleza, sus manos, sus empresarios del Ibex en primera fila, su corbata, su determinación y todas esas otras palabras que terminan en ‘on’. Dice que es asombroso que comparada con hace un año España esté mejor. Lo difícil sería que estuviéramos peor.
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