Islas Canarias

Canarias

Cuando todo esto se calme y no vayamos a estorbar, les debemos una visita. Este año de turismo nacional nos ha demostrado que, como en casa de uno, no se está en ningún sitio

Por sacarle algo de positivo al volcán de La Palma, me van a permitir un medio chiste: al menos algunos ya saben dónde está esa isla. Por fin han cogido un mapa para mirar. Por fin va a empezar a distinguir qué es La Palma y qué es Las Palmas de Gran Canaria y, si me apuran, comenzarán a no hacerse líos con Palma. Palma de Mallorca, digo. Habrán tenido la oportunidad de saber cuáles son las dos provincias canarias y qué islas pertenecen a cada una. Habrán podido también conocer dónde están situadas. Con eso ya bastaría, con eso ya tendríamos cierta noción de cómo es una parte de nuestro país a la que hemos dado de lado.

Es incomprensible que, a estas alturas, muchos peninsulares no tengan la menor idea de Canarias, que no la hayan pisado jamás. Entiendo que algunas generaciones anteriores lo tuvieran más difícil, que no fuera tan fácil pillarse un avión, que bastante tenían con regresar al pueblo por aquellas carreteras. El asunto es que ya no hay excusa.

Miren, las Islas Canarias (más allá de los pobres palmeros afectados por el Cumbre Vieja) viven un momento esplendoroso. Lo han conseguido quejándose, exigiendo para sí mismos algunos servicios básicos e inversiones necesarias para no quedarse aislados. Y podría decirse que casi tienen de todo. Lo que no tienen aún es nuestro sentimiento de país y eso no se argumenta con dos horas de avión de distancia. Canarias no solo vive en un huso horario diferente del peninsular, vive casi en nuestro imaginario como aquellas antiguas colonias perdidas de la mano de Dios.

Por sacarle otra cosa positiva al volcán de La Palma, ésta es la oportunidad de cambiarlo. Es la oportunidad de compensar la indiferencia. Cuando todo esto se calme y no vayamos a estorbar, les debemos una visita. Este año de turismo nacional nos ha demostrado que, como en casa de uno, no se está en ningún sitio. Pues a perseverar, mirando justo a lo que ponen en los mapas del tiempo como si fuera un accidente.