Política

«¡Escándalo! He descubierto que aquí se juega» (y se vota)

El diputado responde ante el partido que es quien decide si concurrirá y cómo a las siguientes elecciones

Louis Renault es el capitán de la gendarmería francesa en la película Casablanca. El policía, corrupto, cínico y simpático protagoniza una de las escenas más fascinantes de la historia del cine. Obligado por los nazis –en la zona colaboracionista en la II Guerra Mundial– a cerrar el Rick’s café, Renault ordena: «Salgan todos de aquí» «¿Con qué derecho me cierra el local?», responde el propietario, interpretado por Humphrey Bogart. «¡Es un escándalo! ¡He descubierto que aquí se juega!», asegura el militar. «Sus ganancias, señor», dice entonces el croupier, mientras le entrega un fajo de billetes, la comisión por permitir el juego. «Muchas gracias. ¡Todo el mundo fuera!», concluye Renault quien, al final de la película anuncia el principio de una larga amistad con Bogart.

La escena, paradigma del cinismo más refinado, también serviría para describir las relaciones de los partidos españoles con sus diputados. La semana pasada, el PSOE forzó las normas para conocer el voto secreto de sus parlamentarios en la votación para renovar a miembros del Tribunal Constitucional. Enrique Arnaldo, propuesto por el PP, incomodaba a parte de la bancada socialista que había recibido la orden imperativa de votar su elección. La dirección socialista no se fiaba de sus diputados y decidió controlarlos sin pudor. Odón Elorza desafió la orden, pero fue el único, en una acción quizá pactada. Nadie más se arriesgó. Estos días, ha habido quien se ha rasgado las vestiduras por la coacción a la libertad de los parlamentarios. Cinismo. En España, los diputados son elegidos por los partidos y no por los votantes, que escogen una lista cerrada sin más opción. El diputado, pues, responde ante el partido que es quien decide si concurrirá y cómo a las siguientes elecciones. Es el sistema electoral proporcional de listas cerradas y bloqueadas. Hay otras fórmulas, en el Reino Unido, en Francia y otros países, en donde los diputados son elegidos directamente en su distrito. Son fieles a sus partidos, pero tienen más libertad y a veces discrepan de la dirección, porque se la juegan cara a cara con sus votantes. El Mecanismo de Equidad Intergeneracional de las pensiones, que negocia ahora el ministro Escrivá, que levanta ampollas en las filas socialistas y rechazo en las de Podemos, confirmará que, aunque con la nariz tapada, los diputados votarán lo que diga el partido. En España ha sido así desde el principio de la democracia, pero si hubiera un Renault, también diría: «¡Es un escándalo!, he descubierto que aquí se vota», lo que dice el partido, claro. Luego, todos tan amigos. Un escaño es un escaño.