Política
Pedro y Yolanda y el consenso de situación
«Ada Colau amenaza a ERC si no apoya la reforma laboral. Sueña con ser ministra de la mano de Díaz cuando deje la alcaldía»
Pedro Sánchez, salvo sorpresa final, logrará hoy que el Congreso convalide el Decreto Ley de la reforma laboral, en teoría de Yolanda Díaz, una reforma que, ahora sí, habrá llegado para quedarse. «Tardará mucho en llegar», escribía Lorca, si es que llega, otro Gobierno capaz de enmendar estas normas laborales. La ministra de Trabajo y «vice» segunda se ha puesto la medalla de algo que no es lo que ella deseaba –soñaba con cambios más radicales–, sino la que le pareció más prudente a Nadia Calviño, la «vice» primera, que tiene deberes con Bruselas y eso condicionaba todo.
Yolanda Díaz, centrada en su proyecto político, que ahora escuece a Pablo Iglesias, aceptó la realidad y se erigió en paladina de una especie de «consenso de situación», presentado como gran valor, mientras se afanaba en buscar los votos necesarios para convalidar el Decreto Ley. El «consenso» que invoca la «vice segunda» es el alcanzado entre Gobierno, sindicatos y patronal, con el pequeño detalle de que en el bando empresarial ha habido de todo menos unanimidad, incluidas las críticas a su presidente, Garamendi. Díaz invoca un «consenso» que varios de sus compañeros de Gobierno y de Unidas Podemos rechazan para otros casos, incluido el de la Transición. Por eso es un «consenso de situación», remedo de «la moral» o «la ética de situación» que exagera quizá el valor de las circunstancias. Fue algo que surgió como oposición a la moral católica tradicional y condenado, en 1952, por Pío XII, un detalle que no inquieta a Yolanda Díaz, por mucho que visite al Papa Bergoglio en el Vaticano. La «vice» segunda, que le da dolores de cabeza a Sánchez aunque quizá se haya pasado de frenada –nada es tan fácil–, va a lo suyo con el apoyo de Ada Colau y sus Comunes que amenazan con dejar colgados de la brocha en el Parlamento catalán a los «indepes» de ERC si torpedean la reforma laboral. La alcaldesa de Barcelona, que es improbable que repita en el puesto, puede negarlo, pero sueña con ser ministra de la mano de Yolanda Díaz, y eso bien vale cerrar filas con la reforma laboral por muy roma que le resulte. Sánchez, por una vez, es el más coherente y práctico. Aplaude todos los apoyos a su reforma, vengan de donde vengan. Pedro y Yolanda y el consenso de situación.
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