Comercio

Los supermercados franceses contra la soledad

«Comienza a implantarse la “caja lenta”, en la que se puede conversar»

Estrés, depresión, ansiedad, falta de autoestima, trastornos del sueño, presión arterial alta, diabetes, enfermedades cardiacas... Son todas patologías provocadas por la soledad. Ya se había investigado concienzudamente sobre las consecuencias del aislamiento de los individuos y ahora los duros confinamientos por la pandemia han dado aún más la razón a los científicos. Atención, lobos solitarios y ermitaños, la soledad es un mal que no todo el mundo sabe sobrellevar.

Así, si la tendencia en medio mundo es a optimizar a través de robots y máquinas para que cada vez haya menos personas atendiendo en bancos, taquillas del metro, restaurantes y hasta al otro lado del teléfono, en Francia han empezado a instaurar una llamada «caja lenta», donde los trabajadores, además de ser personas, conversan. La idea comenzó en 2019, pero tuvieron que paralizarla por el coronavirus. Supermercados como Carrefour esperan tener a finales de mes su «Blabla caisse» en todos y cada uno de los hipermercados de Francia.

En Villiers-en-Bière, actu.fr entrevistó a Vanesa, una cajera recién aterrizada a la que le encanta charlar. Para ella, no hay un perfil en sí del que opta por su caja, simplemente alguien sin tanta prisa, como familias, ancianos, solteros... «Inicio la conversación y después hablamos de todo y de nada. Pequeñas historias de la vida, es agradable», reconoció.

En Épinal, en Los Vosgos, varias cadenas de televisión galas han acudido para ver el funcionamiento de esta «caja lenta». Del total de 23 cajeros, hay una «Blabla caisse». En esa fila, los que aguardan, son más mayores que el resto de los clientes de este Carrefour. France.info preguntó a Patrick, un cliente curioso, que era la primera vez que lo veía. Tras colocar la compra y chatear, concluyó que era una experiencia positiva. «Humaniza un poco más. Probablemente sea más cómodo para los cajeros, hay mucha indiferencia, la gente ya ni saluda».

En Nantes, Gisele, de 72 años, lleva ya dos meses siendo asidua a la fila en la que «se puede tomar su tiempo» en su Hyper-U. Vestida muy elegante para hacer la compra, indica que, salvo las vacaciones de sus nietos, el único momento del día en el que charla con alguien es durante su viaje diario al supermercado.

Ya lo escribió el novelista francés Guy de Maussapant, «la soledad es peligrosa: cuando estamos solos mucho tiempo, poblamos nuestro espíritu de fantasmas».