Alberto Núñez Feijóo
El reto de Feijóo no es ganar
Vienen meses de alta tensión social por el empobrecimiento de la calle y Feijóo tendrá que someter a examen su política de Estado frente al populismo que prende rápido cuando las cosas se ponen feas
El PP espera, ansioso, las primeras encuestas de la era Feijóo. Quieren creer que el gallego dará una vuelta a las estimaciones hasta ahora conocidas para apuntalar la mayoría popular y estrangular el nicho de Santiago Abascal. Las tendencias necesitan tiempo para verse con perspectiva y la política está sometida a tal marejada que adelantar acontecimientos, a varias semanas vista, es casi un ejercicio de adivinación.
La vieja guardia del partido, los que tienen el colmillo afilado de estudiar sondeos y hacer proyecciones, te dicen que lo primero que les urge es contener la fuga de voto a Vox. La crisis que hizo saltar a Pablo Casado disparó todas las alarmas, pero los «fontaneros» demoscópicos del partido sostienen que «esto ya se ha arreglado».
Estos mismos «fontaneros» están convencidos de que habrá un «efecto Feijóo». Sus primeras estimaciones apuntan en esa dirección. El político gallego tiene una buena imagen, avalada por unos resultados electorales que hoy son excepcionales en la política española. La política sin reglas de Madrid es una amenaza para esa buena imagen, no acostumbrada a estar sometida a «la jauría». Pero el aval de su trayectoria y de sus resultados limitan la capacidad de «la jauría» para debilitarle en los primeros lances del juego.
Feijóo tiene a su favor que la mayoría social de derechas está movilizada contra el Gobierno de coalición, está mucho más activa y se siente menos atraída por la abstención. De hecho, a la vieja guardia, que lleva muchas elecciones a las espaldas, no le preocupa ganar. Creen que las encuestas avalan tener confianza en que Feijóo se impondrá a Sánchez en las próximas elecciones generales, pero lo que no ven hoy es un plan claro para poder ganar y gobernar.
Feijóo tiene una buena relación personal con el «lendakari», Íñigo Urkullu, y podría conquistar el apoyo del PNV, siempre que en la ecuación no mediara el partido de Santiago Abascal. Insuficiente, en todo caso, salvo que haya un movimiento de tierra que cambie los equilibrios en la derecha. Vienen meses de alta tensión social por el empobrecimiento de la calle y Feijóo tendrá que someter a examen su política de Estado frente al populismo que prende rápido cuando las cosas se ponen feas.
✕
Accede a tu cuenta para comentar