Yolanda Díaz

En busca del voto perdido

Decir que un gobierno del PSOE y la plataforma de Yolanda Díaz es una coalición o un matrimonio de centro izquierda es situar el centro político español en el partido socialista

Le contaba el lunes a Susanna Griso el presidente Pedro Sánchez que lo mejor para los españoles es un gobierno de centro izquierda formado por el PSOE y el proyecto de Yolanda Díaz. Hay en la afirmación un par de notas de interés para un observador medianamente atento. La primera, y más obvia, es que supone la constatación de que Podemos ya no le interesa, ya no vende: hay que irlo apartando, pero suavemente, matarlo con anestesia no vaya a ser que se queje demasiado y muera ejerciendo ese papel de oposición dentro del Gobierno que tanto le gustaba a Iglesias. Y ese ruido siempre es molesto, aunque su daño sea limitado. Coincide el ninguneo con las últimas encuestas que además de constatar el crecimiento del PP por el efecto Feijóo, dan cuenta de la caída en rampa cada vez más vertical del partido que salió de Sol para cambiar el mundo y terminó en Moncloa borracho de poder y perdido en su propia incapacidad para gestionar.

De modo que a Podemos ya nada. Y con las mismas, volver a dar aire a Yolanda para ir armando una izquierda pragmática y asumible con brío suficiente para formar mayoría en su momento, pero sin tanta musculatura como para ser rival a temer. Con dientes, pero de leche.

La otra nota de interés, parece haberse colado en sordina cuando en realidad se me antoja de una considerable riqueza conceptual, por lo que innova pero, sobre todo, cuánto revela.

Decir que un gobierno del PSOE y la plataforma de Yolanda Díaz es una coalición o un matrimonio de centro izquierda es situar el centro político español en el partido socialista, cosa tan escasamente rigurosa como sería hacerlo –y no creo que pensara en ello al deslizar la afirmación– del grupo en construcción de Yolanda Díaz. Puede el PSOE albergar posiciones centristas y, desde luego, recoger votos de centro, pero que afirme quien ha despreciado como lo ha hecho la posición socialdemócrata europea –más inclinada, como en su día le recordó Lambán, a grandes pactos nacionales con conservadores que a pequeños acuerdos de supervivencia con independentistas– suena en realidad a sarcasmo si no tuviera una intención evidente. ¿Cuál? Llamar la atención de ese tradicional granero de votos socialistas que se ubica en el centro izquierda, que aún reprocha a Rivera haber perdido la oportunidad de un verdadero gobierno con ese sello, para recuperar así el afecto perdido por la toxicidad del socio. Yolanda no solo no es Podemos, sino que ella puede ser también centro izquierda. Ese es el mensaje. Esa es la idea. Ese es el juego al que juega un Sánchez consciente de que sigue habiendo un electorado que se creyó que con Iglesias no gobernaría, pero que le votó; los mismos que le compraron el mensaje de que jamás pactaría con Bildu. Ese electorado que sí es de centro izquierda, que probablemente sea mayoritario entre los votos que está perdiendo el PSOE, y que no dará una segunda oportunidad a un Sánchez capaz de pactar con el diablo con tal de mantenerse en el gobierno.

Hablar hoy de un gobierno de centro Izquierda entre Sánchez y Yolanda Diaz es una falacia que quiere colar por si alguien pica. Y anticipa una estrategia de recuperación por la banda social que hasta ayer mismo descuidó a la vista de la muerte de Ciudadanos y la incapacidad de Casado. Feijoo parece que fuerza también alguna reorientación en ese sentido.